Muestra una perspectiva bíblica y relevante sobre diversos temas en la vida del cristiano, además de presentar mensajes que contienen puntos prácticos que se pueden aplicar en la vida cotidiana.

¿Qué enseña la Biblia acerca de los demonios?

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Cuándo exactamente creó Dios a los ángeles está abierto al debate, pero lo que sí se sabe con seguridad, es que todo lo que Dios creó era bueno, porque Dios, en Su santidad, no puede crear algo pecaminoso. Así que cuando Satanás cayó del cielo, quien alguna vez fue el ángel Lucero que se rebeló contra Dios, (Isaías 14; Ezequiel 28), un tercio de las huestes angélicas se sumaron a esta insurrección (Apocalipsis 12:3-4,9). No hay duda de que estos ángeles caídos ahora son conocidos como demonios.

Sabemos que el infierno estaba preparado para el diablo y sus ángeles, de acuerdo a Mateo 25:41: “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.” Al usar el posesivo “sus”, Jesús deja en claro que estos ángeles pertenecen a Satanás. Apocalipsis 12:7-9 describe al final de los tiempos una batalla angélica entre Miguel y “sus ángeles” y el diablo y “sus ángeles.” De este y textos similares queda claro que los demonios y los ángeles caídos son sinónimos.

En relación con el carácter y la naturaleza de los demonios:
  1. Los demonios han caído del favor de Dios (Mateo 25:41; Apocalipsis 12:7-9). Ellos eligieron rebelarse contra Dios (Judas 6).
  2. Fueron creados buenos (Génesis 1:31).
  3. Ellos reconocen a Cristo como Señor (Marcos 1:23-24).
  4. Santiago 2:19 nos dice que ellos también saben que hay un solo Dios verdadero y le temen.
  5. Mateo 10:1 dice que los demonios son impuros.
  6. También son violentos (Mateo 8:28).
En cuanto a su localización:
La Biblia revela que no están en el infierno como algunos suponen. Unos están encerrados en el abismo, esperando el día del juicio (Lucas 8:30-33; Apocalipsis 20:1-3), mientras que otros viven en libertad y se llaman demonios (Job 1:7). Satanás y muchos de sus demonios deambulan libremente. Mateo 12:24-27 y 25:41 parecen indicar que Satanás es el jefe de todos los demonios.

Las obras de los demonios incluyen:
  1. Buscar poseer cuerpos humanos, lo cual incluye morar en ellos y controlarlos (Lucas 11:24-26);
  2. Siendo muchos en número (Apocalipsis 12:3,4,9), la razón de la gran cantidad de actividad demoníaca, evidente en los días de Cristo, fue que Satanás estaba tratando de evitar su venida y la obra redentora; está misma actividad muy bien puede aumentar nuevamente antes de su segunda venida;
  3. algunos de los trastornos mentales y físicos, no todos, causados por los demonios (Marcos 5: 2-5);
  4. afligir lesionar a las personas; si es necesario utilizará los elementos de la naturaleza para alcanzar sus fines (Job 2: 7);
  5. ayudar a difundir falsas doctrinas (1 Timoteo 4:1; 1 Juan 4:1-3);
  6. obrar milagros engañosos (2 Tesalonicenses 2:9; Apocalipsis 13:13-14);
  7. animar y recibir todo el culto idolátrico (1 Corintios 10:20);
  8. influir en los gobiernos humanos (Daniel 10-12). Sin embargo, también sabemos que los demonios están sujetos completamente a la Palabra de Dios (Mateo 8:32) y que el mismo Satanás está limitado por el permiso de Dios (Job 1:12; 2:6).
En cuanto a la posesión demoníaca:
Es el poder de control de los demonios desde dentro del cuerpo de una persona (Lucas 8:30). La posesión puede tomar muchas formas, incluyendo síntomas similares al de la epilepsia, locura y prácticas ocultas como la adivinación. Muchos buenos cristianos debaten en cuanto a si los hijos de Dios pueden ser poseídos; sin embargo, si el Espíritu mora en un creyente, el "hombre más fuerte" no podría ser derrocado o co-habitado (Lucas 11:21-22; Mateo 12:29; 1 Juan 4:4). En cualquier caso, debemos sin duda vestirnos de toda la armadura de Dios con el fin de presentar defensa contra ellos (Efesios 6:12-20).

El exorcismo es la expulsión de demonios de la persona. El único consejo en la Escritura sobre este tema es que:
  1. no hay que enfrentarse al mundo espiritual con nuestras propias fuerzas o por nuestros propios esfuerzos (Judas 9);
  2. tenemos que proclamar el mensaje del Evangelio lo cual los lleva a estremecerse;
  3. tenemos que permanecer en la Palabra de Dios (como lo hizo Jesús cuando se enfrentó a Satanás);
  4. no tenemos que dudar de Dios (como lo hizo Eva con Satanás);
  5. debemos utilizar la oración y el ayuno (Marcos 9:29).
  6. En el creyente la influencia demoníaca es la influencia externa por medio de tentaciones,  no desde el interior o de control.
La mayor parte de nuestro pecado es debido a nuestra propia naturaleza pecaminosa y no se puede culpar a los demonios; sin embargo, los demonios pueden influir en nosotros hacia el mal, ya sean creyentes o no creyentes. Éxodo 7:8-12 nos recuerda que Dios es más poderoso que el más fuerte de los demonios y las artes ocultas.

El destino final de los demonios:
es el tormento eterno y la miseria del lago de fuego (Apocalipsis 20:10; Mateo 25:41). Aunque no habitamos desmesuradamente en el mundo demoníaco (Filipenses 4:8), como cristianos, es de vital importancia tener en cuenta que estamos inmersos en una guerra espiritual (Efesios 6:12; 2 Corintios 10:3-5).

¿Estas vestido de toda la armadura de Dios en este momento? ¿Estás viviendo una vida de verdad, justicia y fe? ¿Dominas la única arma ofensiva que nos ha sido dada, la Palabra de Dios?


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