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Pues en primer lugar, cuando os reunís como iglesia, ciertamente oigo que hay divisiones entre vosotros, y en parte lo creo. Porque también debe haber divisiones entre vosotros, para que los aprobados se hagan manifiestos entre vosotros. Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es comer la cena dominical. Porque al comer, cada uno se adelanta a tomar su propia cena, y uno tiene hambre, y otro está embriagado. Pues qué, ¿no tenéis casas para que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen? ¿Qué os digo? ¿Os alabo? En esto no os alabo. (1 Corintios 11:18-22)
Este documento tiene como finalidad exponer algunos conceptos a ciertas argumentaciones que se hacen sobre el pasaje arriba descrito, en cuanto a la cena dominical; además en una segunda parte pretendo hacer observaciones al llamado a formar iglesias en casas, o lo que algunos han dado en llamar iglesias orgánicas y sus posibles extravíos.
El pasaje tiene un alcance temporal y local; pero aun cuando pareciera que tiene un beneficio puramente histórico, ya que trata de situaciones que hace mucho que han dejado de ser relevantes para nosotros, sin embargo, el pasaje es de mucho interés, porque arroja luz sobre conflictos frecuentes y problemas de la Iglesia Primitiva; y tienen gran importancia porque Pablo los resuelve de acuerdo con principios que son eternos.
Desde otros pasajes de la Palabra de Dios, nos enteramos que la ceremonia (κυριακὸν δεῖπνον, kyriakon deipnon) se celebraba en conexión con una comida fraternal a la cual se esperaba que cada creyente contribuyera según sus posibilidades. Normalmente, al finalizar la comida fraternal, se pasaba observar la kyriakon deipnon en donde las mismas palabras de la instauración se pronunciaban y los elementos, el pan y el vino, eran tomados. Este mismo orden se halla en los Sinópticos (Marcos 14:22). Seguía después un himno de alabanza y se terminaba la celebración. Los corintios no menospreciaban el valor y la importancia de la ceremonia en sí. Lo que sí se aprecia es que valoraban tanto el rito de la comida fraternal que la precedía, que llegó a ser una cosa según los caprichos de cada uno. Por lo tanto, les importaba poco que los más pobres de la congregación fueran despreciados. No es que a estos los excluyeran de la celebración, sino que atropellaban los sentimientos y el valor de los de menos recursos económicos. Esto sucedía cuando eran separados de los más acomodados de la congregación; los más pobres, muchos de ellos esclavos, no tenían el lujo de llegar bien presentados a la comida. Aparte de eso, sus aportaciones a la comida serían de otra categoría que las de los ricos. Probablemente, estos creían que “la atmósfera” de la ceremonia se echaría a perder si se asociaban con los de otra esfera socioeconómica. Los más ricos, pues, convertían lo que a la postre se le llamaría “Ágape” en cualquier cosa menos una expresión de amor. Lo importante que se debe reconocer aquí es que en Corinto se da por sentado que la comida fraternal tiene conexión con la ceremonia. Es también el sentir del Apóstol.
Ahora bien, para entrar de lleno en el punto, esta es la razón de la reacción fuerte de Pablo. Al reunirse, ellos cayeron en divisiones y partidismos. Entonces el apóstol les censura diciéndoles: "esto no es comer la (κυριακὸν δεῖπνον, kyriakon deipnon)". Hasta ahora lo he escrito de esta manera o lo he denominado ceremonia para luego entrar en los detalles.
En este punto es donde paso a realizar lo que llamo el análisis cultural. La palabra para describir el sacramento es llamativa: la designamos Santa Cena, Cena del Señor, Santa Comunión o Cena Dominical. Pero la palabra cena es confusa en cierto sentido. Para muchos, de diversas sociedades y culturas, (δεῖπνον, deipnon) no representa la comida principal del día; pero en griego a la comida principal se le llamaba (δεῖπνον, deipnon). Los griegos para desayunar no tomaban nada más que un poco de pan mojado en vino; la comida del mediodía se tomaba en cualquier sitio, hasta en la calle o en alguna plaza; pero el (δεῖπνον, deipnon) era la comida principal del día, cuando los comensales se sentaban a la mesa sin prisa y no sólo saciaban su hambre, sino estaban juntos conversando o lo que fuera. La misma palabra indica que la comida congregacional debería ser una comida en la que las distintas personas disfrutaran sin prisa de la mutua compañía. Cabe destacar entonces que en otras culturas, como la nuestra, la comida principal no es la cena sino el almuerzo.
Por otro lado tenemos la palabra (κυριακὸν, kyriakon). Según Thayer's Greek Lexicon κυριακός, κυριακῇ, κυριακόν, son palabras bíblicas y eclesiásticas. Ciertamente (κυριακὸν, kyriakon) es un Adjetivo - Acusativo singular neutro, pero es equivalente al genitivo del autor τοῦ κυρίου, de modo que κυριακόν ἐιπνον, en 1 Corintios 11:20 traduce cena perteneciente al Señor, o cena instituida por el Señor. Esta última considero que es la traducción más acertada. Esto se deja ver mucho más explícitamente por el contexto siguiente a este versículo, es decir los versículos 23-26.
En estos versículos el acto recibido e impartido repetidamente por el Apóstol respecto a la institución de la κυριακόν ἐιπνον comienza con la escena en el aposento alto. El entorno temporal es el de la noche de su traición por parte de Judas, o bien la noche anterior a su crucifixión. Hay dos verbos en la primera parte del versículo 23 que reflejan correctamente el sistema judío de la transmisión de tradiciones. “Recibir” y “transmitir” eran términos griegos del vocabulario de todo judío contemporáneo de Pablo. Con el uso de estos verbos, ellos se darían cuenta de inmediato que lo que se iba a impartir era sagrado y provenía de fuentes fidedignas. El Apóstol afirma que esta tradición la recibió “del Señor”; la construcción gramatical comunica que la tradición tuvo sus orígenes y autoridad en Cristo mismo.
Por otro lado, el verbo griego que se traduce como “habiendo dado gracias” proviene del infinitivo eukaristein. Es el verbo más común en el griego contemporáneo que expresa la idea de dar gracias. Interesantemente, de este verbo se saca el sustantivo “eucaristía”, un nombre que algunos emplean para indicar la Cena del Señor en su totalidad. Al dar gracias por el pan, Jesús seguía la costumbre judía de expresar su gratitud a Dios por los alimentos antes de comer.
La frase importantísima “Haced esto en memoria de mí” figura sólo aquí en 1 Corintios y en Lucas 22:19. Estas palabras de Jesús son más que una apelación para que se recuerde intelectualmente su persona. Más que un ejercicio mental del individuo comulgante, la κυριακόν ἐιπνον involucra una “conmemoración” de parte de la iglesia del sacrificio, la muerte, la resurrección y la segunda venida del Señor. La misma palabra “conmemoración” implica un acto recordatorio de un grupo de creyentes en conjunto. Es por esto que en algunas partes a la κυριακόν ἐιπνον se le llama “comunión”. La recordación comunitaria de parte de los creyentes cristianos del sacrificio de Cristo. El recordar esto en conjunto es más que simplemente acto de traer a la memoria la realidad de una muerte lamentable; es la recordación de una muerte que resulta en la vida. Por esto, el pueblo creyente en la κυριακόν ἐιπνον actualiza el evento, lo hace algo presente, algo contemporáneo, palpamos la realidad de la muerte redentora de Cristo, la hacemos nuestra por la fe en conjunto, y esto idealmente fomenta la unidad dentro de la iglesia.
Con estas palabras pretendo reseñar que lo más grave en el comportamiento de los corintos es que cambiaron la naturaleza de la κυριακόν ἐιπνον al destruir el sentido de comunidad en vez de fomentarlo. Esto lo hacían por sus excesos e insensibilidades para con los más humildes, y el verdadero espíritu e intención del pasaje, es corregir este tipo de actitudes y enseñarle a las generaciones porvenir cual es la correcta manera de celebrar este importante sacramento.
Del mismo modo buscando seguir el consejo de la Palabra, en cuanto a trazar “correctamente la palabra de la verdad” y “entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura surge por iniciativa propia”, me hago las siguientes preguntas:
- ¿Es la idea principal del pasaje persuadir al creyente a que la celebración sea en el tiempo de la cena?
- ¿Existe algún otro pasaje en la Biblia que ordene que deba celebrarse en alguna hora en específico?
- ¿Qué explicación tenemos para Hechos 20:7-11, donde se conmemoró el desayuno del Señor?
- Si el día de la semana es tan importante, como se quiere hacer notar, ¿por qué un acto tan solemne y trascendente como este, no se realizó el día domingo?
- ¿Cómo es que los primero cristianos partían el pan todos los días? Hechos 2:42.
- ¿Qué provecho tiene o que hay de trascendental el hecho de que el apóstol Juan “estando en espíritu en el día dominical, oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta”? Apocalipsis 1:10.
Para finalizar, cuando no pensamos lo mismo que otro creyente, si seguimos en contacto puede que con el tiempo el Señor aclare la divergencia; pero, si nos cerramos y negamos a expresar las diferencias con nuestro hermano, sin dejar de lado nuestro propio ego, no hay esperanza de que lleguemos a entendernos.
En el mismo capítulo el apóstol Pablo exhorta a los que discuten por buscar contiendas. Dios me libre de caer en este tipo de actitud, y espero que no sea esto lo que refleja este documento. Cualesquiera que sean las diferencias de opinión que puedan surgir, no hay lugar en la iglesia para la persona contenciosa. Hay momentos en los que se deben mantener los principios; pero no debe haberlos para las peleas, aunque sean sólo de palabras. Siempre tiene que existir la posibilidad de no estar de acuerdo pero seguir en paz. Este es mi sentir.