Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
Romanos 5:8; 1 Corintios 13:4-7; 1 Juan 4:8
Romanos 5:8; 1 Corintios 13:4-7; 1 Juan 4:8
A primera vista, la idea de "Dios es amor" no parece tener un gran problema teológico. Primera de Juan 4:8 no puede ser más claro: "Dios es amor". De todas las maneras de describir a Dios, esta sin duda, es la más querida y ampliamente aceptada.
¿Cuántas veces hemos oído la frase, "Un Dios de amor nunca permitiría..."? Aquellos que piensan de esta manera están diciendo en realidad que tienen su propia concepción acerca de lo que es el amor, y ellos sólo aceptarán a un dios que ame según sus términos. Esa es la forma sutil de idolatría que muchas personas, incluso muchos feligreses, aceptan en la actualidad.
El asunto no es si Dios ama o no, sino si las personas que proclaman Su amor tienen algún indicio de lo que están hablando en realidad. Es cierto que Dios es amor. Pero no caigamos en el monumental error de asumir que eso es todo lo que Él es, o todo lo que Él desea que sepamos acerca de Él.
Entonces el problema con la idea de "Dios es amor", es que la discusión de esta se torna nublada y confusa por personas que no saben qué es el amor o quien es Dios, y sin embargo hablan del tema con calificada autoridad.
Más que un sentimiento
En la cultura actual, usted podría encontrarse en apuros tratando de elaborar una definición sólida acerca del amor. La mayoría de las personas evitan definirlo o elaborar un claro significado del mismo, en lugar de confiar en sus razonamientos simplemente para conocer lo que se siente. Pero en un mundo plagado de baladas, películas románticas, y citas rápidas, la percepción pública de amor es variable.
Es lamentable el trayecto de separación que existe entre la comprensión sensual del amor y el punto de vista bíblico. Aquello que oímos hablar acerca del amor en las canciones populares es casi siempre presentado como un sentimiento; generalmente involucran deseos insatisfechos. La mayoría de las canciones de amor no sólo reducen el amor a una emoción, sino que también lo convierten en un deseo involuntario. Las personas "caen" en el amor. Ellos se dejan llevar por el amor. Ellos no pueden contenerse a sí mismos.
Puede parecer un bonito sentimiento romántico representar al amor como una pasión incontrolable, pero aquellos que piensan cuidadosamente acerca de él, se dan cuenta de que tal "amor" es a la vez, egoísta e irracional. Está muy alejado del concepto bíblico acerca del amor. El amor, según las Escrituras, no es una sensación impotente del deseo. Más bien, es un acto decidido de entrega. El que ama verdaderamente está deliberadamente consagrado a lo que ama. El verdadero amor surge de la voluntad, no de la emoción ciega.
La atracción, el afecto y el deseo no constituyen el verdadero amor; estas, en realidad, no son otra cosa que distracciones del concepto real. El apóstol Pablo describe al amor como sacrificial y desinteresado, no impulsado por las emociones y la sensualidad. Fíjese lo que dice el apóstol Pablo:
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 1 Corintios 13:4–7.
Primera de Corintios 13 no es un oscuro u olvidado pasaje de la Biblia, más bien es un pasaje muy utilizado en casi todas las bodas, incluso en aquellas de inconversos. Por lo general es utilizado como un bálsamo para sentirse bien, cuando más bien debería considerarse con gran temor.
El listado de Pablo en este pasaje está lleno de dolor, auto-sacrificio y abnegación. No estamos inclinados a tales cosas, estamos habituados a amar aquello que satisface nuestras necesidades, y no a amar aquello que satisface las necesidades de otros.
El verdadero amor es difícil. De hecho, si somos honestos, el modelo de Pablo es demasiado difícil para nosotros. Simplemente no podemos cumplir con tan elevada norma, de este lado del cielo. El único que lo hizo es Cristo nuestro Dios y Señor.
Dios es amor, pero él no es solamente Amor
Cristo es la máxima expresión del amor de Dios (Juan 3:16). Sin embargo, muchas personas cometen el error de asumir la encarnación de Cristo como que fue un momento crucial para Dios, en el cual marcó una transformación de su carácter, inclinándose hacia el amor y alejándose de la ira.
Pero Dios nunca cambia. "Porque yo Jehová no cambio", Malaquías 3:6, cf. Hebreos 13:8. Dios es, y ha sido siempre, amor, pero no con el fin de excluir sus otros atributos.
El amor de Dios no anula su odio al pecado. De hecho, lo opuesto es verdad. El verdadero significado del amor de Dios está ligado y magnificado por nuestra culpa: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”, Romanos 5:8.
Es igualmente erróneo suponer que el amor de Dios rechaza o elimina algunos de sus "menos populares" atributos. Esta visión tan flexible de Dios está muy extendida en las iglesias modernas. Hoy en día la mayoría de las personas parecen tener poca dificultad para creer en el amor de Dios; por el contrario tienen mucha dificultad para creer en la justicia de Dios, la ira de Dios, y la veracidad coherente de un Dios omnisciente.
Por otra parte, el fracaso de predicar la ira de Dios es en realidad el fracaso en comprender el amor de Dios. Hemos perdido la realidad de la ira de Dios. Hemos hecho caso omiso de Su odio por el pecado. La mayoría de los evangélicos ahora describen a Dios como todo amor y para nada airado. Hemos olvidado que "Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo", Hebreos 10:31. No creemos más en esa clase de Dios.
Debemos recuperar algo del terror sagrado que viene con la correcta comprensión de la justa ira de Dios. Debemos recordar que la ira de Dios se encenderá contra los pecadores impenitentes (Salmo 38:1-3). Esa realidad es lo que hace que su amor sea tan portentoso. Por lo tanto, debemos proclamar estas verdades con el mismo sentido de convicción y fervor que empleamos cuando declaramos el amor de Dios. Es solamente en el contexto de la ira divina que todo el significado del amor de Dios puede ser comprendido realmente. Ese es precisamente el mensaje de la cruz de Jesucristo. Después de todo, fue en la cruz que el amor de Dios y su ira convergieron en toda su plenitud majestuosa. Romanos 3:24-26.
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Genial, estoy muy interesado en estos artículos estaré esperando más; voy a reflexionar un poco en algunas cosas que dijistes (con las que concuerdo perfectamente) que abrieron unas ideas, te comento luego... abrazos, QDTB