Filipenses 2:12
La vida cristiana
es cualquier cosa menos una búsqueda pasiva. El Nuevo Testamento ordena a los
creyentes "sed tanto más diligentes para hacer firme vuestro llamado y
elección de parte de Dios" (2 Pedro 1:10), llevar "todo pensamiento
cautivo a la obediencia de Cristo" (2 Corintios 10: 5), "esforzarse
por entrar por la puerta estrecha" (Lucas 13:24), "correr" para
que podamos obtener el premio (1 Corintios 9:24), y "ocupaos" en
vuestra salvación (Filipenses 2:12). Nuestro crecimiento espiritual implica
claramente el esfuerzo humano. Pero, ¿qué debemos hacer con la soberanía de
Dios sobre nuestro crecimiento?
En los últimos
años, esa pregunta ha alimentado un intenso debate teológico sobre la fuerza
impulsora detrás de la santificación. ¿El crecimiento espiritual es producido
por el creyente o Dios lo realiza soberanamente?
En Filipenses 2:12-13,
Pablo lo presenta como una verdad contradictoria o paradójica:
“Así que, amados míos, tal como siempre habéis
obedecido, no sólo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia,
ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; porque Dios es quien obra en
vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito”. LBLA.
¿Quién es
responsable de nuestra santificación? La respuesta es más compleja de lo que
algunos creen.
Pablo ve la
santificación como una moneda de dos caras. Él se enfoca primero en el papel
del creyente en la santificación. Algunos expositores mal guiados interpretaron
erróneamente esta exhortación como si dijera: "ocupaos por vuestra salvación",
"trabajad por vuestra salvación". Pero tanto en el contexto inmediato
de esta carta como en el contexto más amplio del Nuevo Testamento, ninguna de
esas interpretaciones son correctas. Pablo no está hablando de alcanzar la
salvación por el esfuerzo humano o por la bondad, sino vivir la nueva vida que
Dios nos ha otorgado por gracia.
Viva
por la Fe
A los Efesios,
Pablo escribió: "Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la
fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que
nadie se gloríe." (Efesios 2:8-9 LBLA).
La fe sola siempre
ha sido el camino de la salvación. Noé fue un hombre justo por la fe (Génesis
6:9, Hebreos 11:7). Abraham fue salvado por la gracia de Dios obrando a través
de su fe personal: "Abraham creyó a Dios, y le fue contado por
justicia" (Romanos 4:3). La ley mosaica no alteró el camino de la
salvación. Fue solo por fe que Moisés y todos los santos del Antiguo Testamento
fueron salvos (Hebreos 11:23-38). Todos esos hombres y mujeres creyentes
"obtuvieron aprobación por medio de su fe" (Hebreos 11:39 LBLA), por
lo cual Dios les concedió Su justicia-salvación por adelantado a cuenta de la
futura muerte de Su Hijo.
Trabajando
en lo que Dios trabajó
Entonces, la
salvación proviene solo de Dios, sin embargo, en Filipenses 2:12, Pablo se
enfoca en la responsabilidad de los creyentes de vivir vidas que sean
consistentes con ese don divino.
Estrabón era un
antiguo erudito romano que vivió unos sesenta años antes de Cristo. Él registró
las cuentas sobre algunas minas de propiedad romana en España. En sus registros
él utiliza el mismo verbo que Pablo utilizó en Filipenses 2:12, katergazomai, cuando
se refiere al desempeño de los romanos que trabajaban en las minas. El punto de
vista de Estrabón era que los romanos estaban extrayendo de las minas toda la
riqueza y valor que estas contenían.
Esa es una
expresión adecuada de lo que significa katergazomai (desempeñar) en Filipenses
2:12. Estoy extrayendo de mi vida, con gran desempeño, todo lo que
Dios ha depositado abundantemente en la salvación. Debo producir valiosas pepitas
de carácter piadoso que Él plantó cuando me salvó.
Trabajando
por medio del Espíritu
Todo en la vida
requiere energía. Se necesita energía para caminar y trabajar. Se necesita
energía para pensar y meditar. Se necesita energía para obedecer y adorar a
Dios. ¿De dónde obtiene el creyente la energía para crecer como cristiano, para
vivir una vida santa, fructífera y agradable para el Señor? Filipenses 2:13 nos
muestra que Dios es la fuente de esa energía santificadora que se nos manda
utilizar. En palabras del apóstol Pablo en Gálatas 5:25, tenemos que si
"vivimos en el Espíritu, andemos también por el Espíritu".
Entonces, ¿quién es
responsable de tu crecimiento como cristiano? Dios es responsable de
proporcionar todo lo que necesitas para la vida y la piedad, y tú eres
responsable de utilizar activamente ese poder para crecer en la santificación
para su gloria. La paradoja se encuentra en que el creyente es totalmente
responsable y, sin embargo, totalmente dependiente de la provisión de Dios.
Puede que no comprendamos por completo la paradoja, pero podemos ejercer fe en
que quede resuelta por medio de la sabiduría infinita de Dios y responder en
obediencia a sus mandamientos.
Las palabras de
Pablo sugieren cinco verdades que los creyentes deben entender para mantenerse
en la búsqueda del desempeño en la salvación. Si Dios así lo permite estaré
abordando cada una de ellas en los próximos días.
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