Muestra una perspectiva bíblica y relevante sobre diversos temas en la vida del cristiano, además de presentar mensajes que contienen puntos prácticos que se pueden aplicar en la vida cotidiana.

¿Es bíblico el liderazgo de la mujer en la iglesia?

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Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (Gálatas 3:28)

Pablo se centró en las distinciones contemporáneas bien definidas de su sociedad, que habían trazado líneas bien nítidas y establecido altos muros de separación entre las personas. La esencia de esas distinciones fue la idea de que algunas personas a saber, judíos, hombres libres, y hombres en general, eran mejores que, más valiosos que, más importantes que los demás. El evangelio destruyó todo tipo de pensamiento orgulloso. La persona que se convierte en uno con Cristo, también se hace uno con todos los demás creyentes. En los asuntos espirituales, no hay distinciones entre los que pertenecen a Cristo; no hay espacio para discriminación racial, social o sexual; o en  términos bíblicos entre "Judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer".

Esto no quiere decir que no deba mostrarse respeto en los lugares de trabajo, o para las personas de rango elevado. Esto no quiere decir que todos están en un nivel en cuanto a talentos, comodidades, funciones, oficios,  o riquezas; sólo significa que todas las personas están en un nivel "en cuanto a lo espiritual". Este es el único punto en discusión; y la interpretación debe limitarse a esto. Es un hecho que no todas las personas están en un mismo nivel en todas las cosas, tampoco es un hecho que los diseños del Evangelio rompen todas las distinciones de la sociedad.

Pablo, estaba hablando de diferencias espirituales, diferencias delante del Señor, en cuanto a valor espiritual, privilegio y dignidad. En consecuencia, los prejuicios por motivos de raza, condición social, sexo o cualquier otro tipo de diferencias superficiales y temporales no tiene lugar en la comunión de la iglesia de Cristo. Todos los creyentes, sin excepción, son uno en Cristo Jesús. Todas las bendiciones espirituales, los recursos y las promesas se dan por igual a todos los que creen para salvación (cf. Romanos. 10:12).

Fue sólo con gran dificultad que Pedro finalmente se enteró de que no hay distinciones raciales en Cristo; "De veras, me doy cuenta de que Dios no hace distinción de personas" entre Judío o griego, "sino que en toda nación le es acepto el que le teme y obra justicia"(Hechos 10:34-35). Entre los cinco profetas y maestros en la iglesia de Antioquía estaba "Simón llamado Níger", esto significa negro (Hechos 13:1). El amado hijo de Pablo en la fe era Timoteo, cuyo padre era gentil y cuya madre y abuela eran judíos (Hechos 16:1; 2 Timoteo 1:5).

Del mismo modo no hay distinciones de acuerdo a la condición social o económica. Pablo le dijo a los esclavos cristianos que fueran obedientes "como a Cristo", y a los amos exhortó a tratar bien a sus  esclavos "dejando las amenazas; porque sabéis que el mismo Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que no hay distinción de personas delante de él". (Efesios 6: 5, 9).

Santiago advirtió: "Hermanos míos, tened la fe de nuestro glorioso Señor Jesucristo, sin hacer distinción de personas.  Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y ropa lujosa, y también entra un pobre con vestido sucio, y sólo atendéis con respeto al que lleva ropa lujosa y le decís: "Siéntate tú aquí en buen lugar"; y al pobre le decís: "Quédate allí de pie" o "Siéntate aquí a mis pies," ¿no hacéis distinción entre vosotros, y no venís a ser jueces con malos criterios? ... Pero si hacéis distinción de personas, cometéis pecado y sois reprobados por la ley como transgresores". (Santiago 2:1-4, 9). La unidad del Cuerpo de Cristo se centra en la vida espiritual y privilegio comunes, como Pablo escribió a los Efesios: "procurando con diligencia guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como habéis sido llamados a una sola esperanza de vuestro llamamiento. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, quien es sobre todos, a través de todos y en todos. Sin embargo, a cada uno de nosotros le ha sido conferida la gracia conforme a la medida de la dádiva de Cristo". (Efesios. 4:3-7).


Tampoco existen distinciones espirituales según el sexo. No hay ni hombre ni mujer. Ni el hombre ni la mujer tienen ventajas particulares en cuanto a la salvación. No existe favoritismos a razón de sexo. Ambos sexos están, a este respecto, en un nivel. Esto no significa, por supuesto, que los sexos deban ser considerados como iguales en todos los aspectos; tampoco significa que los dos sexos no pueden tener derechos y privilegios especiales en otros aspectos. Esto no prueba que uno de los sexos no podrán realizar importantes cargos en la iglesia, lo que no sería adecuado para el otro. Esto no prueba que los deberes del ministerio van a ser realizados por el sexo femenino. En los asuntos de gobierno en el hogar y en la iglesia Dios ha establecido la autoridad de los hombres.  Algunos oficios como  las diversas tareas de la vida doméstica, o los diversos oficios de la sociedad, deberán realizarse sin ninguna referencia a la distinción de sexo. La interpretación debe limitarse al asunto en  consideración; y el pasaje sólo prueba que, en lo que se refiere a la salvación ambos están en un mismo nivel.

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Apreciado hermano, me gustan mucho sus escritos, por favor no me considere iluso o falto de entendimiento, pero no logro ver donde se responde la pregunta ¿Es bíblico el liderazgo en la iglesia?.

Amado hermano gracias por tu comentario. Ciertamente el título es una expresión que comunica o da a conocer un asunto en cuestión; sin embargo debo confesar que muy probablemente la cobardía o timidez, el temor de ser juzgado severamente, dio lugar a un título tan escueto; y no solamente eso sino también no apuntalé la conclusión final de lo que realmente deseaba comunicar. Pido disculpas por ello.

Creo que debo actualizar este trabajo, pero para responder a tu inquietud, un mejor título sería: ¿Es Bíblico el liderazgo de la mujer en la iglesia? o más preciso aún sería: ¿Es Bíblico el pastorado de la mujer en la iglesia?

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