“Por eso yo, prisionero en el Señor, os exhorto a que andéis como es digno del llamamiento con que fuisteis llamados: con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos los unos a los otros en amor”. (Efesios 4:1-2).
Los cristianos pacientes soportan las circunstancias negativas; hacen frente a personas difíciles, y aceptan el plan de Dios para toda situación. En nuestra cultura instantánea, "lo quiero ahora", la paciencia es difícil de conquistar. Nos enojamos si tenemos que esperar demasiado tiempo en la cola del supermercado, o si quedamos atrapado detrás del tipo que conduce a veinte kilómetros por hora, por debajo del límite de velocidad.
La paciencia es el rasgo de una personalidad madura. Es la virtud de quienes saben sufrir y tolerar las contrariedades y adversidades con fortaleza y sin lamentarse. Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan, ya que entienden que las cosas no dependen estrictamente de uno. El pasaje arriba nos dice que nuestras vidas deben estar marcadas por la paciencia. Una persona paciente no tiene una mecha corta o pierde los estribos.
Hay tres aspectos en la paciencia bíblica:
En primer lugar, la paciencia nunca cede frente a las circunstancias negativas, por muy difíciles que estas sean. Dios le dijo a Abraham que lo convertiría en una nación grande y le daría la tierra de Canaán a sus descendientes (Génesis 12:2, 7). Cuando Dios hizo esta promesa, Abraham y Sara ni siquiera tenían hijos. Tuvieron que esperar mucho más allá de sus años fértiles antes de que Dios les diera un hijo. Pero Hebreos 6:15 dice: "Y así Abraham, esperando con suma paciencia, alcanzó la promesa". "Sin debilitarse en la fe, él tuvo muy en cuenta su cuerpo ya muerto (pues tenía casi cien años) y la matriz muerta de Sara. Pero no dudó de la promesa de Dios por falta de fe. Al contrario, fue fortalecido en su fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios, quien había prometido, era poderoso para hacerlo". (Romanos 4:19-21). Él confió en Dios y esperó pacientemente a que cumpliera su promesa.
En segundo lugar la paciencia hace frente a las personas difíciles. Pablo nos dice: "Hermanos, también os exhortamos a que amonestéis a los desordenados, a que alentéis a los de poco ánimo, a que deis apoyo a los débiles, y a que tengáis paciencia hacia todos". (1 Tesalonicenses 5:14). Esto es aplicar mansedumbre; proviene de un espíritu que se niega a tomar represalias. Nuestra reacción normal es estar a la defensiva cuando se nos provoca. Pero una persona paciente soporta el insulto, la persecución, el trato injusto, la calumnia y el odio. Atiende a Dios, no a sí mismo, sabiendo que Dios pagará todo pecado en el momento adecuado. No se puede iniciar una pelea con una persona paciente.
En tercer lugar, la paciencia acepta el plan de Dios para todo. No cuestiona, ni reniega de Dios. Una persona paciente entiende, acepta y dice: "Señor, si esto es lo que usted ha planeado para mí, entonces esto está bien". Romanos 8:28 dice: "Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que le aman, esto es, a los que son llamados conforme a su propósito". Puesto que Dios está en control de todas las cosas, podemos ser pacientes, a la espera de que Él llevará a cabo su voluntad.
Pídale a Dios que le ayude a reconocer cuando las situaciones tienden a volverlo impaciente. Cuando esos tiempos lleguen, ore a Dios por fortaleza para poder soportar.
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