Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. 1 Pedro 5:10-11.
Introducción
Una de las preocupaciones constantes de nuestra cultura es la pregunta: "¿Por qué le pasan cosas malas a la gente buena?"Esta preocupación tiene que ver con el hecho de que las personas no están dispuestas a reconocer, en primer lugar, que son pecadores y en segundo lugar, que viven en un mundo rendido y entregado al pecado. El hombre tiene una elevada opinión de sí mismo, y de acuerdo a esa elevada idea de lo que cree ser, de alguna manera le parece inconcebible que algo malo le deba suceder. Después de todo, se idealizan como gente buena.
Inclusive entre los mismos creyentes hay quienes expresan las mismas inquietudes, vistas no desde el punto de vista Bíblico, sino desde una perspectiva religiosa. Tristemente, dolorosamente debemos decir que existen entre los creyentes las mismas preocupaciones y las mismas preguntas que se plantean los incrédulos.
- ¿Por qué le pasan cosas malas a la gente buena? o
- ¿Dónde está Dios en medio de mi angustia? o
- ¿Cómo debo entender a Dios, cuando todo lo que se supone es exclusivo de su trato con su pueblo no está sucediendo?
Se podría pensar que la respuesta a la pregunta es un tanto oscura; pero más bien podríamos responderla de forma breve y resumida. Podríamos decir que: “Las aflicciones le suceden a la gente buena a causa del pecado. Vivimos en un mundo de pecado y nosotros mismos somos pecadores”. Ciertamente esta no es una respuesta del todo satisfactoria, ya que no contiene suficiente información para resolver algunas dudas que dificultan la comprensión de este tema. Así que vamos a estar desarrollando el tema con mayor profundidad.
Entonces, existen calamidades que les suceden a los hijos de Dios. Ninguno de nosotros podría cuestionar que este hecho es cierto, todos hemos experimentado dificultades, pruebas y tribulaciones en un grado u otro. Estamos conscientes de que estas cosas suceden.
La pregunta es: ¿por qué? ¿Por qué Dios permite que estas pruebas, tribulaciones acontezcan a su pueblo? Con la ayuda de Dios vamos a exponer seis puntos de vista Bíblicos en respuesta a esta pregunta.
Dios permite las tribulaciones para perfeccionar su fe.
“Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor [Pionero] de la salvación de ellos”, Hebreos 2:10.Es bueno que nos conozcamos a nosotros mismos, nuestra debilidad y pecaminosidad para no enorgullecernos ni confiar en nosotros mismos, y que siempre vivamos dependiendo de la gracia divina. Es por eso que Dios permite las pruebas de manera que podamos ser perfeccionados así como lo fue Cristo, aun cuando era sin pecado.
Job fue probado más allá de toda imaginación; él era un hombre muy rico, y en un solo día Job pasó de ser un millonario a ser un desarrapado; el mismo día perdió todo lo que tenía y todos sus hijos fueron asesinados. Posteriormente fue herido con una enfermedad grave. Todo su mundo se derrumbó. Esa sí que fue una prueba extrema. En medio de todo esto, como metiendo el dedo en la llaga, su esposa le dice: "¿Todavía intentas conservar tu integridad? Maldice a Dios y muérete" (2:9) NTV, pero Job tenía una fe probada y pudo exclamar: "aunque él me matare, en él esperaré"(13:15); esa es la clase de fe que usted y yo necesitamos una fe inconmovible, sin importar las circunstancias.
Habacuc tenía un dilema que estaba más allá de su compresión. Estaban sucediendo cosas terribles en Israel. Dondequiera que miraba veía destrucción y violencia; estaba rodeado de personas que solo les gustaba discutir y pelear. Y el profeta Habacuc estaba llorando y clamando a Dios decía: "¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás?", (1:2). Y Dios le dio una respuesta desconcertante. Dios no solo le da a entender que no traería avivamiento, sino que iba a traer a los caldeos, que son peores que los hijos de Israel, y que iban a actuar como los verdugos de los Judíos. Ahora su problema era considerablemente más complejo:
- El problema número uno: ¿por qué Dios no avivaba a su pueblo?
- El problema número dos: si Dios no va a avivar a su pueblo, ¿cómo es que Él usa las peores personas del mundo para ser sus jueces?
Y cuando todo esto estaba rondando en su mente y el caos le estaba dominando, el Señor le declara un principio elemental: "El justo por la fe vivirá".
Y al final de esta breve profecía de Habacuc dice: "Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar", Habacuc 3:17-19. Él aprobó la prueba pero su fe tuvo que sufrir.
Y una de las cosas que Dios está haciendo al traer estas pruebas a nuestras vidas es fortalecer nuestra fe. Él está solidificando tus convicciones, tu esperanza cuando te pone a prueba. Ninguna de estas pruebas, ninguna de estas aflicciones tiene como objetivo hundirnos, sino transformarnos. No pretende vencernos, sino hacernos vencedores; tampoco debilitarnos, sino fortalecernos. La vida cristiana es como la del atleta; cuanto más duro se entrena, tanto más preparados se encuentra, porque sabe que estará dispuesto para realizar un esfuerzo que le conduzca a la victoria.
Dios permite las tribulaciones para que dejemos de depender del mundo.
Dios va a estar trabajando en nuestras vidas para ayudarnos a romper las ataduras que tenemos con el mundo; nuestra naturaleza caída tiene la tendencia a confiar en las cosas del mundo, en los recursos del mundo. Bien pueden ser la filosofía, el dinero, el poder, el prestigio, las amistades o cualquier otra cosa. Y el Señor permite que vengan pruebas, con el fin de que podamos desligarnos de la confianza en las cosas del mundo.Voy a darles un ejemplo; en Juan capítulo 6 dice que había una multitud que seguía a Jesús por causa de las señales y los milagros que Él hacía. Y en el versículo 5 de Juan 6, dice: "Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?" Entonces Felipe hace inmediatamente un cálculo mundano. "Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco”. En otras palabras, Felipe tuvo la oportunidad de decir: "Señor, Tú eres el Dios de la creación, ¿cuál es el problema? ¿Quieres darles de comer?, tu puedes darles de comer”. Tuvo la oportunidad perfecta para demostrar que había sido desconectado de la confianza en el mundo; sin embargo no era así. Sus cálculos le decían que era imposible alimentarlos. Ahora el versículo 6 dice: "Pero esto decía para probarle"; Cristo deseaba hacerle notar que aún seguía confiando en sus sentidos.
El Señor nos llevará a situaciones similares, en las que no tenemos ninguna capacidad en nosotros mismos, donde no hay recursos humanos, donde no hay a dónde ir, sino solamente a Cristo; de manera que podamos ser desligados de la confianza en las cosas del mundo. Las pruebas harán eso en usted. Ellas nos arrancarán de esa confianza en las cosas pasajeras.
Dios permite las tribulaciones para llenarnos de esperanza celestial.
Romanos 5:3 dice: "también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza".Dios desea llenar nuestros corazones con la anticipación de la vida gloriosa que está por venir; de manera que entonces deberemos vivir una vida en esperanza.
¿Quieres no ser decepcionado jamás en la vida? es decir: ¿Quieres absolutamente nunca ser decepcionado en la vida? Entonces vive en esperanza celestial. Y no importa lo mal que la estés pasando aquí, no importa. No serás decepcionado jamás porque no estás poniendo la mirada en las recompensas que ofrece este mundo. La forma de nunca estar decepcionado en esta vida es colocar la mirada en las cosas de arriba, donde está Cristo. Entonces cuando Él se manifieste seremos manifestados con Él en gloria.
Las pruebas producen paciencia o resistencia. La resistencia se acumula hasta obtener un carácter probado. El carácter probado entonces vive en la esperanza. Es entonces cuando usted podrá expresar como el apóstol Pablo: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”, Romanos 8:18.
También podremos decir como Pablo: "aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas", 2 Corintios 4:16-17.
Entonces sufrir, sufrir no es un problema. Sufrir en este mundo, no es significativo. Podemos aceptar todo el sufrimiento que nos quieran dar por amor a Cristo; porque aunque estoy siendo golpeado en la vida presente, estoy acumulando recompensas eternas en la vida venidera. Cada golpe, cada herida, cada cicatriz, cada desprecio, cada calumnia, cada injusticia, produce en nosotros un excelente y eterno peso de gloria.
Las pruebas nos conducen a una esperanza celestial. En primer lugar ponen a prueba nuestra fe, entonces nosotros dejamos de depender de las cosas del mundo, y ellas nos conectan al cielo. El cielo se vuelve aún más dulce cuanto más tiempo se vive y soporta la carga de las pruebas en esta vida.
Dios permite las tribulaciones para mostrarnos lo que realmente amamos.
Mateo, en el capítulo 19 versos 16 al 22, nos narra la historia de un joven que buscaba la vida eterna y le preguntó: "¿Qué debo yo hacer?”, a lo que Jesús le dijo que cumpliera los mandamientos. El hombre le preguntó qué clase de mandamientos. Jesús entonces le citó cinco de los diez mandamientos. La respuesta del joven fue que él había cumplido esos mandamientos; y sin embargo había todavía algo que él sabía que debía tener y no tenía. Así que Jesús le dijo que vendiera todo, que lo diera a los pobres y que Le siguiera.Ahora deseo que observe la reacción de este joven: “Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones”.
Dios desea revelar donde está nuestro corazón, donde están nuestros verdaderos intereses. Y todo esto es parte de nuestra santificación. Las pruebas sacarán a la luz lo que es más valioso para usted. Si llevar la cruz y el vituperio de Cristo es lo más precioso, entonces podrá sufrir la pérdida de cualquier cosa por amor a Cristo.
Pero si el dinero es lo más preciado, entonces cuando los ahorros donde está su dinero se reduzcan o cuando una depresión le golpee, usted estará pasando por un gran momento de desesperación. No podrá entender que el Señor está trabajando en su vida modelando y conformando su carácter a la imagen de Jesucristo.
Las pruebas, los problemas, las dificultades en la vida siempre revelarán lo que más amas. Si se trata de su apariencia física, la figura, los pechugones, los músculos, si usted está en ese tipo de cosas y eso es lo más importante para usted, la enfermedad lo abrumará. Pero si usted ama los propósitos de Dios, la santidad más que cualquier otra cosa, usted podrá aceptar lo que Dios traiga a su vida sea un mal físico o enfermedad como algo que Él tiene en Sus propósitos para la gloria de Cristo y su propia santificación. Usted encontrará por medio de las pruebas de la vida la revelación de lo que es más valioso para usted.
Dios permite las tribulaciones para desarrollar su fortaleza espiritual y alcanzar un mayor rendimiento.
Santiago 1:2-4 dice: "Hermanos míos: considerad un gran privilegio siempre que os veáis involucrados en toda clase de pruebas; porque sabéis muy bien que la prueba de vuestra fe produce una constancia a toda prueba. Y dejad que esa constancia alcance su plenitud haciéndoos perfectos y completos y en nada insuficientes".Esto es un proceso. La prueba, de la cual se habla aquí tiene como objetivo, que quien sea sometido a la prueba surja de ella más fuerte y más puro.
El cristiano debe esperar que las pruebas le introduzcan a empujones en la vida cristiana. Se nos presentarán todos los sondeos imaginables. Habrá la prueba de dolor, de desilusiones, de seducciones, de peligros, de impopularidad y así sucesivamente. Pero nada de eso nos viene para hundirnos, sino para capacitarnos.
No oremos entonces pidiendo a nuestro Entrenador celestial que elimine la aflicción, la prueba.
Dios permite las tribulaciones para capacitarnos y poder ayudar a otros en sus tribulaciones.
El apóstol Pablo en 2 Corintios 1:3-4 dice: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios".Otra de las razones por las que tenemos pruebas es que Dios puede acercarse en medio de nuestras dificultades y fortalecernos, para luego poder ir a otros que están pasando por las mismas pruebas y ofrecerles el mismo consuelo con el cual Dios nos consoló.
La manera en cómo seremos capacitados le corresponde a Dios. Pedro tuvo que ser tratado severamente de manera que él pudiera alcanzar la medida para el trabajo que Cristo le había preparado.
En Lucas 22:31 Jesús le dijo: "Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.
Jesús le dijo a Pedro algo muy hermoso: "Cuando hayas vuelto a tu puesto, ayuda a tus hermanos a mantenerse firmes". Es como si le dijera: "Me vas a negar, y llorarás amargamente; pero el resultado será que estarás mejor capacitado para ayudar a tus hermanos que tengan que pasar por lo mismo". El experimentar la vergüenza del fracaso no es sin fruto, porque nos da la compasión y la comprensión que no tendríamos de otra manera.
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