La palabra religión se ha convertido en un término despreciativo en los púlpitos de muchos predicadores, y se ha extendido hasta las bancas. Algunos bien intencionados líderes de la iglesia están dispuestos a trabajar duro para presentar la religión como una camisa de fuerza de normas y reglamentos. Entonces, se presenta el camino de Cristo, como la fresca alternativa a la bajeza de la religión. Tales esfuerzos se basan más en el deseo de borrar las opiniones negativas que en un verdadero símbolo.
En ninguna parte es esto más evidente que en el estereotipo Cristiano de uso común: "el cristianismo no es una religión, es una relación".
En cuanto a la religión
Usted no tiene que tocar puertas, afeitarse la cabeza, evitar comer carne, o hacer marchas por las calles, llevando pancartas y camisetas para ser "religioso". Un grupo de personas que se unen a un conjunto particular de creencias y prácticas, califican como militantes de una religión. En ese sentido, todas las personas son religiosas de alguna manera. Los ateos son mucho más religiosos puesto que son racionales acerca de su incredulidad, insistiendo en que la nada creó todo. Fanáticos de los deportes idolatran a sus jugadores favoritos y asisten a cada actuación. Guitarristas grandiosos son adorados por sus fanáticos como dioses. Y grandes grupos de personas "no religiosas" pasan sus días dedicados a sus dispositivos electrónicos.No se deje engañar. Usted es religioso, incluso si religiosamente niega que sea religioso. La cuestión específica es si la religión a la cual se une es verdadera o falsa. ¿Su religión honra a Dios, o lo ofende? Las Escrituras arrojan luz sobre este asunto, mediante la definición de una religión pura y que refleja una correcta relación con Dios: "La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo", (Santiago 1:27).
Entonces, cómo se observa la religión bíblica en la práctica: La religión piadosa, es decir, el cristianismo Bíblico, es una cuestión de santa obediencia a la Palabra de Dios, reflejada, entre otras cosas, por nuestra honestidad en cuanto a nosotros mismos, por nuestra generosidad en cuanto a las necesidades de los demás y por nuestra inquebrantable moral y postura espiritual en cuanto al mundo.
La religión pura y sin mácula, como se describe en Santiago, es el derramamiento de un corazón humano en una relación correcta con el único Dios verdadero y de este modo obediente a sus órdenes. Y esto nos apunta a la segunda mitad del estereotipo: "El cristianismo no es una religión, es una relación".
En cuanto a la relación
La religión que practicamos es un reflejo de nuestra relación con Dios. Los evangelistas quienes ofrecen a los pecadores "una relación con Jesucristo", simplemente han llegado tarde. El tema crucial que parece desatendido en muchos evangélicos modernos es que todos ofrecen una relación con Jesucristo. La cuestión es si esa relación es buena o mala.El Nuevo Testamento define la relación del hombre con Dios en dos grandes categorías: los que son enemigos y los que han sido reconciliados con Dios. Y la conversión es la transformación entre los dos estados.
“Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación”, Romanos 5:10-11.
Los cristianos deben tener un adecuado concepto acerca de la maldad de nuestras vidas anterior a la salvación. No era como si estuviéramos de alguna manera espiritualmente neutros. En Adán todos nos rebelamos contra Dios, y esa rebelión marca la pauta de nuestra vida desde el momento en que nacemos. La ofensa de nuestro pecado aparejado con la santidad del carácter de Dios, es lo que hace la gracia tan sorprendente. Es una barrera tan insuperable que requirió de un Dios, en forma humana, para cumplir la ley que infringimos, sufrir el castigo que merecíamos, y apaciguar la justa ira de Dios contra nosotros (Colosenses 2:14). Pero todo eso se desvanece cuando reducimos la obra de Dios en la salvación, a una invitación dentro de una vaga "relación".
El problema no era que nos faltaba una relación con nuestro Creador, sino que la relación era hostil. Y ese sigue siendo el estado de la relación de todos los incrédulos. Por eso Pablo describe el evangelio, no como el ministerio de la relación, sino como "el ministerio de la reconciliación", 2 Corintios 5:18. Estamos llamando a la gente a reconciliarse con Dios a través de la obra sustitutiva de Jesucristo a favor de los pecadores, (2 Corintios 5:21).
Cuando decimos que "el cristianismo no es una religión, sino una relación" en realidad estamos creando una falsa dicotomía. Se engaña a las personas para que crean que tienen que elegir entre una religión y una relación. En cambio, la clasificación tiene que ser hecha, más bien, entre la verdadera y falsa religión, y entre una relación reconciliada y una relación distanciada. ¿Está reconciliado con Dios?, de ser así, ¿Esa reconciliación se evidencia a través de la práctica de una religión "pura y sin mácula"?
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