En este pasaje del texto Bíblico encontraremos a Pablo mostrando en la práctica como entendía y desarrollaba su vida cristiana basado en el mensaje del verdadero evangelio de Cristo. Este evangelio libera completamente al hombre de todo lo que lo controla y lo mantiene esclavizado. Conforme a lo dicho por Pablo a los Romanos, el verdadero evangelio libera al hombre de la carne, de la ley, del pecado, la ira de Dios y la muerte. Pero, sobre todo, el Evangelio también libera al cristiano de la hipocresía. Y específicamente en esta carta y en estos versículos encontramos esta verdad ilustrada y argumentada.
Hasta aquí hemos aprendido dos cosas importantes.
- Primero nos enteramos de que el verdadero evangelio proclamado por Pablo, no depende de ninguna aprobación por parte de Pedro y los otros líderes de la iglesia de Jerusalén. Pablo estaba convencido de que el evangelio que estaba proclamando, era el verdadero evangelio que había recibido del Señor por medio de la revelación.
- En segundo lugar, hemos aprendido que Pablo no era inferior a Pedro o cualquier otro apóstol. Lo que había de diferente era el enfoque de su misión, pero la misión era la misma: proclamar la salvación por medio de Jesucristo. Tenía la misma misión de proclamar la justificación por la fe basada en la gracia de Jesucristo, pero el enfoque era diferente: mientras que algunos irían a los judíos, Pablo y sus ayudantes darían prioridad a la evangelización de los gentiles.
Usted recordará que esta comunidad se menciona en el libro de los Hechos. Sabiendo que el Evangelio había llegado hasta allí por medio de los cristianos que se encontraban esparcidos cuando la muerte de Esteban, Hechos 11:19-20, los apóstoles que estaban en Jerusalén enviaron a Bernabé para averiguar cómo iban esos nuevos conversos, Hechos 11:22. Frente a la gracia de Dios obrando en aquellos nuevos hermanos, a través del ministerio de Bernabé junto con Pablo, aquella iglesia había crecido; ciertamente maduró y se fortaleció lo suficiente como para enviarlos más tarde en la primera jornada misionera, Hechos 13:14. Bueno, esta iglesia probablemente formada por mayoría gentil, en otra ocasión, recibió la visita de Pedro. Allí practicaban lo que Pablo había enseñado en esta carta en 3:28 cuando dijo que ya no había diferencia entre el judío y el griego, el esclavo y el hombre libre, entre varón y mujer, porque todos son uno en Cristo Jesús. Y como resultado de esta nueva manera de vivir había comunión perfecta entre gentiles y judíos.
También vimos anteriormente cómo los judaizantes querían que los nuevos gentiles convertidos se sometieran a la práctica de ciertos requisitos de la ley mosaica, como la circuncisión y la separación entre las cosas puras e impuras. En Antioquía todo esto había desaparecido y no había ninguna distinción entre los dos grupos; y la señal de esta nueva realidad de la vida eran comidas en común, y ciertamente, la celebración de la cena conmemorativa todos, judíos y gentiles, la compartían con alegría. Cuando Pedro visitó la comunidad cristiana de Antioquía, participó en esta comunión tan especial con desenvoltura; porque después de todo, había sido a través de él oficialmente que el evangelio había llegado a los gentiles, durante su visita, predicación y ministerio en la casa de Cornelio, Hechos 10
. Ciertamente, los hermanos de Antioquía estaban satisfechos con su visita y él podía contarles hechos y detalles sobre el Señor Jesucristo cuando estuvo encarnado entre nosotros.
Pero en la misma ocasión llegaron a esta ciudad y a la comunidad cristiana algunos judíos procedentes de Jerusalén, que estaban vinculados al liderazgo de Santiago. Estos visitantes no entendían esa libertad que el evangelio proporciona y probablemente no entendían esa comunión tan íntima entre los judíos y gentiles. Pedro, por miedo a ser criticado por estos cristianos judíos tuvo un cambio de actitud, apartándose de los cristianos gentiles. Pedro vaciló; esto no fue correcto, y no fue coherente. Y frente a esto Pablo lo reprendió públicamente. Pablo mostró que esta actitud hipócrita no es coherente con el verdadero evangelio. El verdadero evangelio no permite este tipo de actitud inconsistente. Y así que, para desarrollarnos adecuadamente en nuestra vida cristiana, debemos ser conscientes de las exigencias de la verdad del evangelio. Como principio aplicable a nuestros días, este texto presenta la siguiente proposición: Cada cristiano debe proceder de manera coherente con el mensaje del verdadero evangelio que proclama.
En este texto encontramos cinco requisitos que nos ayudan a mantener la coherencia entre la vida y la predicación del verdadero evangelio.
I. El mensaje del verdadero evangelio requiere del cristiano un comportamiento intachable vs. 11-13
"Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos".Pedro tuvo una gran experiencia al predicar el evangelio en la casa de Cornelio. Allí había declarado: "De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre", Hechos 10:43. Pedro bien sabía la verdad, cuando usó de la palabra allá en el gran Concilio de Jerusalén, Hechos 15. Entonces, después de predicar y enseñar la verdad a muchos, ahora, con su actitud incoherente en Antioquía estaba negando todo lo que había experimentado.
Pedro comía con los gentiles y disfrutaba de la comunión con ellos. Entonces, un día, mientras comía con los gentiles entraron algunos miembros de la comunidad de Jerusalén. Estos, de parte de Santiago, en opinión de Pedro, irían a contar lo que habían visto a los "judaizantes". Pedro inmediatamente se alejó de los gentiles. Los de la "circuncisión" eran el partido de la circuncisión, es decir, eran "judaizantes". Pedro, al retirarse de esa manera, de los creyentes gentiles, sólo estaba tratando de evitar la crítica de los judaizantes, pero en realidad, Pedro estaba actuando de tal manera que dio la impresión de que la posición doctrinal de los "judaizantes" era correcta. Sin embargo, tal conducta no concordaba con la verdad del Evangelio; por el contrario, era una contradicción con el verdadero Evangelio. Fue un acto cobarde y reprobable de parte de Pedro.
A través de esta actitud, los creyentes judíos, e incluso el propio Bernabé dieron a entender que la verdad era aquella que proclamaban los judaizantes. Por lo tanto, haciendo esto, Pedro y los otros creyentes judíos ocultaron sus verdaderas convicciones y se cubrían con máscaras de hipocresía; con sus acciones aprobaban las doctrinas de los legalistas-judaizantes. Esa vergonzosa actitud tuvo su reflejo sobre la verdad del Evangelio. Los hermanos de Antioquía, sin duda se confundieron con esa actitud y los Gálatas vacilaron en su fe. Dada su posición y ministerio entre los judíos, Pedro actuó incorrectamente y por lo tanto merece ser reprendido. Cuando no actuamos correctamente nos volvemos reprensibles y Dios espera un comportamiento coherente e impecable.
II. El mensaje del verdadero evangelio requiere del cristiano una lucha continua por la coherencia, vs. 14
"Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?".Pablo se quedó perplejo por la actitud de su colega Pedro, y allí reprendió a su colega, ya que no debió haber puesto de manifiesto tanta incoherencia en su comportamiento. Pablo llegó a decir que si hizo todo para ganar a todos, eso no quería decir que el apóstol había practicado todo lo que las religiones enseñan o practican, sino que el procedió así con el fin de evangelizar. Había de parte de Pablo una cierta tolerancia, una determinada estrategia con el fin de alcanzar a las personas para Cristo. Él quería presentar el evangelio de Cristo en los corazones de las personas. Pero no admitió el procedimiento de Pedro.
Pedro no estaba tratando de evangelizar a los judaizantes. Pedro tenía miedo de lo que ellos pudieran hablar de él, de la forma que estaba confraternizando con los gentiles. Pablo le dijo a Pedro que él no entendía su comportamiento. Pablo se dirigió a Pedro preguntando: Si tú, que eres judío de nacimiento, dejaste a un lado las leyes judías y vives como un gentil, ¿por qué ahora tratas de obligar a estos gentiles a seguir las tradiciones judías? Pablo no entendía este proceder de Pedro. Las experiencias que Pedro tuviera anteriormente, llevando el evangelio a Cornelio y defendiendo la libertad cristiana en el Concilio de Jerusalén no eran compatibles con su posición actual. Por eso Pablo luchó con insistencia para que hubiese coherencia en el procedimiento apostólico.
III. El mensaje del verdadero evangelio requiere del cristiano que su justificación este basada en la fe vs. 15-16
"Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado".Motivados por la actitud de Pedro, en estos versículos Pablo continuó discutiendo sobre la cuestión de la justificación. La pregunta es: ¿Cómo el hombre es justificado delante de Dios? En el versículo 15, el apóstol Pablo usó una expresión bien judía, pues los judíos entendían que los gentiles eran pecadores desterrados de la presencia de Dios. Los gentiles no tenían derecho incluso entrar en el templo de los judíos. Había un patio separado, una zona aislada del templo para atender a los gentiles. Los judíos se hallaban muy bien, mientras que los otros pueblos que eran gentiles eran pecadores separados de Dios.
Este pensamiento mostró el prejuicio que estaba profundamente arraigado en el corazón y la naturaleza de los judíos. Por eso algunos judíos que se habían convertido entendían que todos los gentiles estaban definitivamente condenados por Dios, a menos que se convirtieran en judíos prosélitos. Ellos no aceptaban que el evangelio era tanto para judíos como para gentiles.
Pero Pablo resistió bien en esta materia. Incluso usando la terminología de esa manera, su posición era muy claro sobre el mensaje cristiano. La Iglesia existe para alcanzar a los pecadores, ya sean judíos o gentiles, porque todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, Romanos 3:23. Las mayores dificultades espirituales del cristiano, es cuando se considera tan especial que no puede ni siquiera hablar con los pecadores acerca de Cristo y de la verdad bíblica.
En el versículo 16, que es uno de los versículos claves de esta carta, Pablo repite tres veces que nadie es justificado por las obras de la ley, y tres veces él reafirma el requisito esencial de la fe en el Señor Jesucristo. Pablo, como judío no estaba menospreciando o despreciando la ley. Como dijo en Romanos 7:12, la ley de Dios es santa, justa y buena, pero dejó en claro a Pedro y para todos los que lo oyeron en aquel momento, que no es correcto usar la ley de forma indebida. Los judíos entendían que en el cumplimiento de los requisitos de la ley, cualquier persona sería aceptada ante Dios, pero Pablo rechazó totalmente esta idea. Para él y para el cristianismo, sólo podemos ser aceptos y justificados ante Dios por la fe en el Señor Jesucristo. Ahora bien, es importante definir exactamente lo que entendemos por ley. Estamos señalando y afirmando que cualquier tipo de ley, sistema religioso, creado o establecido por los hombres, no puede salvar al hombre, no puede justificar al hombre ante Dios.
Por supuesto, no queremos decir que la ley de Moisés, se deba comparar con la ley de los hombres, con las religiones de los hombres. No hay paralelo. La ley de Moisés es la ley divina. Creada por Dios. Moisés fue inspirado por Dios para crear el sistema mosaico, que tuvo su gran importancia en su tiempo, en su dispensación. Pero debemos tener bien claro en nuestras mentes que Dios no creó este sistema mosaico con el fin de salvar a los hombres. Por supuesto que no. Dios siempre salvó a los hombres, en todo momento, a través de la fe en la persona de Cristo. Ahora usted puede preguntarse: Pero ¿si Cristo vino hace sólo veinte siglos, cómo los hombres que vivieron antes de Cristo podían salvarse mediante la fe en él? El sistema de salvación siempre ha sido el mismo. Hoy somos salvos mirando hacia atrás, a Cristo en la cruz. Antes de eso, los hombres que vivieron antes de Jesús, desde Adán hasta los días de Juan el Bautista también fueron salvos por la fe en Cristo, pero mirando hacia adelante, contemplando y creyendo en la promesa de la venida del Mesías. Así que Pablo dejó en claro que la verdad del evangelio nos obliga a basar nuestra justificación por la fe que depositamos en la persona de Jesucristo.
IV. El mensaje del verdadero evangelio requiere del cristiano la completa independencia de la ley, vs 17-19
"Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera. Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago. Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios".En el versículo 17 Pablo está diciendo a los Gálatas que fueron influenciados por los legalistas, que no debían retirarse, dejando el evangelio para volver a la ley y sus preceptos. Pablo entendía que regresar al legalismo judío, era un retroceso peligroso, era regresar al pecado, a la incredulidad. En otras palabras, Pablo dijo que si alguien recibió a Jesús como su Salvador personal, y todavía cree estar en estado de perdición (sólo porque no cumple con la ley, como los judaizantes querían), entonces solo hay una alternativa: Jesús era un engañador y Él mismo era un esclavo de las palabras y de los actos pecaminosos. Pero, inmediatamente Pablo declara: ¡Por supuesto que no! ¡De ninguna manera! ¡Esta forma de pensar no es la correcta! Lo correcto es saber que el acto de recibir, por la fe, a Jesús como Señor y Salvador de nuestras vidas, sea quien sea que lo acepte (judío o gentil), le proporciona al que cree la justificación más completa y total.
Y en el versículo 18 Pablo condena la actitud de los cristianos que estaban saliendo del evangelio de la gracia, para vivir de nuevo bajo la ley. Eso es transgredir lo más puro del evangelio de Cristo. Si el evangelio nos libera ¿cómo es que el creyente deja de vivir en la libertad del Espíritu, para vivir de nuevo en la esclavitud, el sometimiento al imperio de la ley? Si esto ocurre él se convierte en un transgresor del mensaje, de la verdad del evangelio que proclama la gracia y la libertad en Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Y Pablo concluye su argumento mostrando que el verdadero cristiano se considera muerto a la ley. Es decir, ella no tiene ningún efecto sobre la existencia de quien ha muerto. Las palabras de este versículo son importantes: "Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios".
Aquí tenemos la clave del Evangelio. Pero, ¿cómo fue que morí para la ley? Fue a través de Cristo. Nosotros morimos en Cristo. Pablo estaba explicando que los verdaderos creyentes están muertos a la ley. Y eso debe ser bien comprendido por todos nosotros: la ley acusaba al hombre de ser un transgresor; pronunciaba contra él la pena, es decir, la muerte; pero además la ley ejecutaba al transgresor (el alma que pecare, esa morirá, conf. Ezequiel 18:20). Sin embargo, el golpe mortal merecido contra el hombre, contra cada uno de nosotros, no nos alcanzó. Este golpe mortal alcanzó a nuestro Sustituto, el Señor Jesucristo. A los ojos de Dios, el viejo Pablo estaba muerto, muerto a la ley por la muerte de Cristo (Romanos 7:4). A los ojos de Dios, el viejo hombre, la vieja mujer están muertos, porque todos los que creemos en el Sustituto, creemos que hemos muerto con Él en la cruz del Calvario. Esa es la gran bendición de la justificación. Sólo en Jesús podemos ser justificados porque Él murió en nuestro lugar para que vivamos para Dios. Nuestro grito de independencia de la ley fue dado por Jesucristo, nuestro Sustituto
V. El mensaje del verdadero evangelio requiere del cristiano valorizar la gracia viviendo por la fe, vs. 19-21
"... a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo".La última frase del versículo 19 con el versículo 20 son vitales para nuestra vida cristiana: Cuando Dios nos mira, nos ve crucificados con Cristo, pero también nos ve resucitados con Cristo. Sólo cuando morimos para nuestra vida podemos experimentar la vida de Cristo en nosotros para vivir para Dios. Es interesante notar que Pablo dice que hemos muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Así que desde luego entendemos que los que aún viven en la ley, están muertos para Dios. Y Pablo pasó a explicar: "y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí". Este versículo es muy querido. Él nos habla sobre el hecho de que no vivimos más de acuerdo a nuestro querer, no vivimos de acuerdo a nuestra propia voluntad, pues es Cristo quien vive en nosotros, y no más nuestro ego. La vida que vivimos en este mundo como creyentes, es la vida por la fe en el Hijo de Dios.
Cuando Jesús nos invita a ser discípulos, Él dice que debemos negarnos a nosotros mismos. Y exactamente eso es lo que Pablo expone en estas palabras. No estamos más sujetos a la vieja naturaleza en que vivíamos, sino que ahora vive en nosotros la nueva naturaleza; el Señor Jesús es quien vive en nosotros, por el Espíritu Santo. Y Pablo enfatiza mucho el hecho de que el mismo Cristo se ha entregado por nosotros en la cruz. Esto le da todo el derecho de vivir en nuestro lugar. Usted debe recordar el capítulo 1, versículo 4. Allí Pablo dijo: "el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre". Ahora, Pablo dice que Jesucristo dio su vida por nosotros. Él no dice que fue forzado por sus enemigos. Pablo dice que Cristo mismo se entregó espontánea y voluntariamente por nosotros de acuerdo a la voluntad de nuestro Dios y Padre. De manera que Cristo tiene todo el derecho de hacernos vivir de acuerdo a Su voluntad. Nuestro vivir no es más de acuerdo con nuestra voluntad, sino de acuerdo a la voluntad de Él. Esta es la gran maravilla del evangelio.
Y en el versículo 21, Pablo dejó en claro que el creyente solo puede vivir sobre la base de la gracia, porque vivir por la ley, o sobre la base de las obras de la ley, sea la ley de Moisés, o la ley de nuestra religión, o de nuestras comunidades, significa anular la gracia de Cristo, la gracia de Dios; pues entonces Cristo habría muerto en vano. La ley o la gracia. ¿Qué es lo que vas a escoger? ¿Está usted bajo la ley, o bajo la gracia?
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