"El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos", Salmos 19:9.
El temor a Dios conduce a actitudes y acciones reverentes.
En el Antiguo Testamento, temer a Dios significaba verlo con asombro y reverencia a Su autoridad soberana. En el Salmo 34:11-14 David escribió: "Venid, hijos, oídme; El temor de Jehová os enseñaré. ¿Quién es el hombre que desea vida, Que desea muchos días para ver el bien? Guarda tu lengua del mal, Y tus labios de hablar engaño.
Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela". Su hijo Salomón añadió: "El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. No seas sabio en tu propia opinión;
Teme a Jehová, y apártate del mal", Proverbios 1:7; 3:7.
El concepto de temer a Dios no se limita al Antiguo Testamento. Pablo dijo: "Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor", Filipenses 2:12. "Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios", 2 Corintios 7:1 y "Someteos unos a otros en el temor de Dios", Efesios 5:21.
Nuestro temor a Dios nos impele a adorarle y modelar nuestra vida a Su voluntad. Si le tememos, complazcámosle, será su mayor deleite y desagradarle, su mayor desilusión.
En el Salmo 19:9 David usa la palabra "temor" como un sinónimo de la "palabra de Dios", esto quiere decir que las Escrituras son el manual de Dios acerca de la forma de adorarle. En el mismo versículo "limpio" es un término amplio que nos habla de la ausencia de pecado, la corrupción, suciedad, contaminación, imperfección, y error de su Palabra. El mensaje que las Escrituras transmiten siempre "son palabras limpias, Como plata refinada en horno de tierra, Purificada siete veces", Salmos 12:6.
Debido a que es tan perfecta, las Escrituras permanecen para siempre Salmos 19:9. Es por eso que Jesús dijo: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán", Marcos 13:31. Nunca necesitará ser actualizada para ser acomodada al pensamiento contemporáneo. Siempre está vigente y se mantiene como una autoridad inflexible. Quienes la juzgan, difaman o ignoran recorren un camino peligroso. Es mucho mejor temer a Dios y someterse a su voluntad revelada.
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