Gálatas 1:10-24
Gracias a Dios que me permite agregar otro estudio de la serie "Carta a los Gálatas". Estos artículos tienen como único objetivo profundizar en la Palabra de Dios. Pienso que existe la necesidad cada vez más urgente de volver a la sencillez y profundidad de las enseñanzas bíblicas. En días como estos que a través de los periódicos, radio, televisión e incluso desde los púlpitos de las iglesias son proclamadas las más diversas y absurdas interpretaciones de la Palabra de Dios, debemos sentirnos llamados por Dios a exponer los genuinos principios eternos que nos hagan vivir conforme a la voluntad de Dios. Apreciaría mucho su buena voluntad de orar por estos estudios, pidiendo la bendición de Dios, para que a través de estos, otros puedan alcanzar el conocimiento de las Escrituras y sus vidas puedan ser cambiadas para la gloria de Dios.
Hoy tenemos el propósito de estudiar la parte final del primer capítulo de la carta de Pablo a los Gálatas. Vamos a estudiar Gálatas 1:10 al 24.
Después de saludar a las iglesias de Galacia (1:1-5) mostrando las características del verdadero evangelio y luego, su sorpresa ante el cambio tan rápido de los Gálatas (1:6-9) que abandonaron la fe verdadera para creer en un mensaje que en lugar de ser liberador trajo más obligaciones, más presiones sobre sus vidas, encontramos en este texto al apóstol Pablo testificando acerca de su comportamiento como ministro del verdadero evangelio. Refutando las acusaciones que contra él habían sido hechas; Pablo expone con gran claridad lo que lo caracterizaba como un ministro del evangelio de Dios.
Es importante entender que las informaciones biográficas sobre el apóstol Pablo, registradas aquí en esta carta no tenían el propósito de narrar los hechos y acontecimientos que demostraban su propia importancia dentro de la comunidad cristiana primitiva. Lejos de ello, Pablo estaba interesado en explicar su posición en relación con la ley y el evangelio.
Pablo quería mostrar a los cristianos de Galacia que su mensaje no era solo una actitud fingida que había adoptado debido a su deseo de formar parte importante de la iglesia cristiana. Pablo declaró que había sido llamado por Dios. Su llamado ministerial se había originado por la intervención divina. Algunos críticos acusaban a Pablo de enseñar un evangelio fácil, un evangelio agradable a los hombres para de esa manera aumentar su popularidad. Estos críticos creían que la fe sin la práctica de la ley judía era un evangelio diluido y fácil de aceptar. Pero Pablo respondió diciendo que nadie gana a amigos advirtiéndoles acerca de la condenación eterna, y eso es lo que él hacían al advertirles aceptar una falsa y no una verdadera doctrina evangélica. Pablo no estaba interesado en ganar ningún concurso de popularidad, pero si estaba interesado por la pureza del mensaje, para que la fe de los Gálatas no estuviera fundada en la ley y las tradiciones de los hombres judíos.
La lucha que él desarrollaba en favor de la sana doctrina no era prejuiciada. Es importante tener en cuenta que su anatema, su maldición era en contra de aquellos que pervertían el mensaje del evangelio genuino. Y es tan cierto que él mismo se colocó estar bajo esa maldición, así como los ángeles del cielo, si llegaran a proclamar otro mensaje; si llegaran a alejarse de la verdad revelada, como vimos en el versículo 8. Pablo estaba totalmente convencido de la verdad absoluta del evangelio de Cristo. Él sabía que sólo a través de la fe en la persona del Señor Jesucristo es que alguien puede alcanzar la justificación. Por lo tanto, Pablo estaba dispuesto a defender la verdad del Evangelio en cualquier situación, fuese cual fuese el precio a pagar. Al exponer parte de su biografía Pablo estaba revelando algo de sí mismo.
Por eso considero que la siguiente frase se puede extraer del texto, como un principio desafiador para nosotros: El proclamador del verdadero evangelio debe caracterizarse de manera distinta en el desarrollo de su ministerio.
En este texto encontramos cinco características del proclamador del verdadero evangelio:
I. Tiene una relación directa con su Señor, vs. 10-12
Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.Es interesante ver cómo Pablo coloca las dos preguntas del versículo 10. Primera pregunta " Pues, ¿Busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios?" Seguramente su respuesta es que él buscaba el favor de Dios, porque Dios lo había llamado. Segunda pregunta: "¿O trato de agradar a los hombres?" Seguramente su respuesta es que no buscaba agradar a los hombres. El anuncio básico de Pablo para todas las comunidades fundadas por él siempre fue la persona de Cristo y su obra vicaria realizada en favor nuestro. Y en la carta a los Gálatas, esa idea fue reforzada desde el principio. La proclamación de Pablo fue específica: al momento que Jesús dio su vida por nosotros, Él nos sacó de debajo de la esclavitud del pecado. La muerte, la resurrección y la glorificación de Jesús constituyen el punto de partida de nuestra liberación de todo lo que nos esclaviza y disminuye nuestra vida llena de libertad, por la gracia de Dios.
Los Gálatas conocían el carácter cristiano de Pablo, un carácter aprobado a través de las amargas experiencias ya vividas en favor del Evangelio, por lo tanto la acusación de los judaizantes no tenía ninguna base sólida. Los gálatas sabían que él no ministraba para agradar a los hombres, sino que era un esclavo de Cristo fiel y valiente. Estas fueron las credenciales de su apostolado. Según el versículo 10 Pablo era consciente de que si Dios nos llama, lo correcto es obedecerle y no dar ningún valor a la popularidad humana. En lugar de buscar el honor para sí mismo, él prefería honrar a Jesucristo su Señor. Es mejor ser fiel a Dios de ser popular entre los hombres.
En los versículos 11-12 Pablo declara que ni concibió, ni desarrolló su mensaje. Él lo recibió directamente de Dios. Este mensaje no llegó a él a través de la educación o del aprendizaje; el mensaje que él proclamaba llegó por revelación, es decir, vino directamente de Dios.
Cuando sentimos el llamado de Dios a predicar, normalmente buscamos la comunión con otros creyentes, recibiendo instrucciones bíblicas de los pastores, evangelistas y maestros de la Biblia. Generalmente ingresamos en una escuela bíblica, y nos sentamos delante de hombres que Dios ha llamado y equipado para este servicio, de manera que podamos aprender acerca de Dios y sus caminos. Estudiamos cuidadosamente nuestras Biblias, y nos preparamos a ejercer el ministerio para el cual Dios nos llamó. Así ha sucedido con cada generación y, sobre todo, creo que así debemos proceder. Pero con Pablo fue diferente. Era una época diferente, era el comienzo del evangelio y Dios procedió con Pablo de una manera específica. Pablo recibió esta revelación durante los tres años que pasó en las regiones de Arabia preparándose para su ministerio. Pablo en soledad, sin interferencia humana fue preparado por el Señor mismo. Su mensaje no fue aprendido de ningún hombre, sino que fue la revelación directa del Señor Jesucristo.
II. Tiene su pasado completamente perdonado por el Señor vs. 13-14
Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba; y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres.Pablo aquí, recordó su actitud, su conducta para con la iglesia cuando él estaba en el judaísmo. Fue el gran perseguidor del cristianismo. Fue un devastador de la iglesia. Pero ahora había cambiado, ahora en lugar de perseguir se convirtió en perseguido. Ahora era un defensor del cristianismo, lo que demuestra el poder del mensaje de la gracia y de la fe que él mismo predicaba. Por desgracia, en los días de Jesús y de Pablo un gran número de religiosos habían sustituido la Ley de Dios dada a Moisés por las tradiciones de los ancianos, como dijo el Señor Jesús en Mateo 15:2-3. La religión de los judíos de esos días era una religión hipócrita, y era a esa religión que Pablo servía. Trataba de ser celoso persiguiendo a la iglesia de Cristo.
El versículo 14 es una declaración importante. Pablo era un judío celoso de la religión, que se había convertido en una serie de preceptos que no provenían de Dios, sino que provenían de los propios hombres. Sin embargo, todo cambió para él y se convirtió en un creyente celoso, lleno de fervor y amor por su Señor y su pueblo. Un hombre celoso de las tradiciones de sus padres, o la religión de sus padres, se convirtió en un celoso del evangelio de Cristo. ¿Por qué habría de ser diferente? Debería haber mucho más amor por la causa de Cristo que por la fe que profesábamos antes. Cristo quiere que los cristianos estén comprometidos con él, y el Evangelio; dispuestos a dar sus propias vidas por Él. Recuerde las palabras de Jesús: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame", Mateo 16:24 ¿Usted que está leyendo, ya asumió ese compromiso con Jesús?
III. Tiene la convicción específica de su tarea ministerial, vs. 15-17
Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco.Es correcto constatar la soberanía de Dios en las tres verdades que Pablo destaca: Dios fue soberano en el acontecimiento de su nacimiento físico, Dios fue soberano en su conversión y Dios fue soberano en su llamamiento ministerial. Pablo fue apartado por Dios para su ministerio desde el vientre. Antes de nacer ya había sido llamado por la gracia divina para el ministerio. Fue el propio Pablo, que dijo en Efesios 1:4 que Dios nos escogió, nos predestinó antes de la fundación del mundo. Pero él enfatizó que había sido llamado por la gracia de Dios. Querido amigo, es la gracia de Dios que llama al hombre a trabajar al ministerio cristiano. Antes de que Pablo revelara su celo en la práctica del judaísmo, antes que revelara cualquier virtud, cualquier obra, él ya había sido apartado por Dios, llamado por Dios, por la gracia divina para el gran servicio del apostolado cristiano.
Nada de lo que acontece en la vida del cristiano, sucede por casualidad. Dios está en total control de todos nuestros días. Entonces vemos que el apóstol fue llamado para revelar a Cristo, para revelar al Hijo de Dios entre los gentiles. Fue llamado y apartado por Dios para un ministerio y apostolado específico en la obra del Señor entre los gentiles. Los gentiles, como ustedes saben, son los que no pertenecen a la nación de Israel. Y tan pronto como Pablo escuchó el llamado del Señor no vaciló un instante, partió inmediatamente al campo, al trabajo. Vea que él testificó que con rapidez, es decir, sin ningún obstáculo delante de él, él no consultó con carne ni sangre. En efecto, después de escuchar el llamado, se fue a Arabia, sólo para prepararse para el gran apostolado cristiano. Él no buscó a los otros apóstoles. No buscó a ninguno de los doce. No fue a Jerusalén, la capital religiosa, la sede de la iglesia cristiana de la época. No buscó a los apóstoles como Pedro, Juan, Santiago, para consultar o preguntar lo que debía hacer. ¡No! él fue al desierto, fue a buscar la comunión con Dios. De inmediato se dedicó a escuchar las órdenes del maestro, a recibir su curso de teología con el mismo Cristo. Jesús fue su profesor, fue su maestro, quien le concedió la revelación, quien le concedió el mensaje al mundo de los gentiles, pues ese era su ministerio específico (Hechos 9:15-16).
Después de ese tiempo en Arabia, regresó a Damasco. Y fue allí en Damasco que Pablo "comenzó su carrera" de sufrimientos y persecución después de su conversión. Las propias autoridades de Damasco lo estaban buscando para matarlo. Él se escapó de la furia de los enemigos, bajando el muro de la ciudad en una canasta (Hechos 9:23-25). Así que después de tres años en el desierto de Arabia, regresó a Damasco; volvió con el mensaje del evangelio, el poder salvador de Dios para la transformación de quienes lo reciban. A su regreso a Damasco, él no iba a perseguir a los cristianos, sino que regresaba a predicar a Cristo. Pasó de perseguidor a perseguido, por causa del nombre de Jesús. Y Pablo se sentía honrado de sufrir por la causa de Cristo. ¿Será que usted tiene ese mismo compromiso con Cristo? Evalúese.
IV. Tiene una actitud de humildad para con los hermanos, vs. 18-20
Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días; pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor. En esto que os escribo, he aquí delante de Dios que no miento.Es interesante observar que sólo después de haber pasado tres años en Arabia recibiendo directamente de Jesús el contenido de su fe y de su predicación, es que él buscó al apóstol Pedro, con quien pasó 15 días. Debe haber sido un período muy bueno, un encuentro muy agradable. Ciertamente tenían muchas experiencias para compartir. Es interesante notar que Pablo es quien fue a encontrarse con Pedro en Jerusalén, mostrando humildad y respeto con aquellos que habían estado físicamente con el Señor. Ciertamente, en esa reunión, que también involucró a la persona de Santiago, no el hermano de Juan, sino el medio hermano de Jesús, las conversaciones entre esos tres cristianos deben haber sido muy especiales. Seguramente hablaron sobre la infancia de Jesús, hablaron sobre el ministerio y los muchos milagros realizados por Jesús, pero sin duda hablaron del gran amor que lo llevó a entregarse por nosotros en la cruz del Calvario.
Estos versículos, dejan claro que él no dependió de los apóstoles para obtener el contenido de su mensaje; Pablo también quiso demostrar en ese relato biográfico que había la plena comunión entre él y Pedro y Santiago, quienes tenían ministerios específicos y bien definidos: Pedro y Santiago ministrarían dando prioridad a los Judíos y Pablo ministraría con énfasis a los gentiles. Y en relación con el versículo 20 Pablo lo confirma: "En esto que os escribo, he aquí delante de Dios que no miento". Es importante darse cuenta que Pablo estaba testificando a algunos hermanos que se estaban desviando de la verdad, y tal vez se estaban inclinando a no creer en sus afirmaciones, en su testimonio, por lo que les dijo: "He aquí, delante de Dios, no miento". Así debe ser la vida de aquel que proclama el Evangelio verdadero. Un cristiano humilde y sincero.
V. Tiene un testimonio que glorifica a su Señor, vs. 21-24
Después fui a las regiones de Siria y de Cilicia, y no era conocido de vista a las iglesias de Judea, que eran en Cristo; solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe que en otro tiempo asolaba. Y glorificaban a Dios en mí.Aquí en estos versículos tenemos el testimonio viviente del poder del evangelio de Cristo. El perseguidor se convirtió en un testimonio vivo del poder de Dios. Ese es el evangelio de Cristo, que ha transformado muchos corazones. El Evangelio ha transformado a estas personas en criaturas maravillosas. Fue él mismo apóstol Pablo que dijo: "si alguno está en Cristo, nueva criatura es". Y él, personalmente, tenía esa maravillosa experiencia.
Aquí vemos al acosador siendo transformado en un testimonio vivo del poder de Dios. Pablo antes, trató de destruir la fe de los cristianos. Pero ahora él abrazaba la fe y predicaba la fe en el Hijo de Dios para salvación.
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