Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego, Romanos 1:16.
INTRODUCCIÓN
Existe una lucha despiadada en contra de la verdad, de la Palabra de Dios, de los hijos de Dios y de la Iglesia. Una lucha liderada por uno, a quien Jesucristo no dudó en calificar como homicida. Su nombre es Satanás. Y el utilizará todas las armas a su disposición para emprender sus malignos propósitos.Si hay algo que estimula las perversas motivaciones de Satanás es su profundo deseo de opacar, desmentir, cuestionar y poner en duda la Palabra de Dios. Desde los mismos inicios de la humanidad ha utilizado todo tipo de estrategias, con el fin de oscurecer la Palabra de Dios.
En 2° Corintios 4:3-4 Pablo nos muestra ese patrón satánico cuando escribe: “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo”.
Hoy vamos a examinar tres estrategias que él utiliza para oscurecer el poder de la Palabra de Dios.
LA ESTRATEGIA DE LA BURLA Y LA RIDICULIZACIÓN
En 1° Corintios 1:23 dice: “pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura”.Los gentiles se reían de los cristianos. Los paganos de Roma y Corinto se burlaban de los cristianos. Y ya usted sabe, el mundo se ríe de nosotros, se burla de nosotros.
En algún momento alrededor del año 178, Celso escribió un duro ataque contra el cristianismo. Él escribió: "No permitamos que las personas incultas se nos acerquen. Ninguno que no sea sabio, sensible, por todo aquello que consideramos malo. Pero si alguno es ignorante, está carente de sentido común y cultura, si alguien es un insensato, dejémosle que con audacia se haga cristiano. Los vemos en sus propias casas, con vestiduras de lana, toscos, son los peores, los vulgares, los más incultos. Son como un enjambre de murciélagos o de hormigas que salen de sus nidos, o ranas celebrando un simposio alrededor de un pantano, o lombrices reuniéndose en el fango.
Buen tipo, este Celso. Y entonces dijo: "Los cristianos adoran a un hombre muerto". Satanás busca opacar la Palabra de Dios por medio de la burla y la ridiculización, de manera que usted se avergüence y mantenga la boca cerrada. Pero la Palabra de Dios nos recuerda: "Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios".
LA ESTRATEGIA DEL AUTORITARISMO RELIGIOSO
La reforma protestante, fue un movimiento religioso cristiano, iniciado en Alemania en el siglo XVI por Martín Lutero, producto de numerosas acusaciones de corrupción eclesiástica y falta de piedad religiosa que condujeron a una gran crisis a la Iglesia católica.Lutero atacaba la doctrina de salvación por las obras, el sistema de indulgencias para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma, lo que realmente dio inicio a la Reforma protestante.
También afirmaba que, de acuerdo a la Biblia, todos los cristianos eran sacerdotes sin necesidad de ninguna ordenación especial y negaba la autoridad suprema del Papa sobre la cristiandad universal. Criticaba los sacramentos de la Iglesia católica, reduciéndolos a solo dos, los cuales pensaba eran los bíblicamente establecidos.
No cabe duda que la Reforma Protestante es merecidamente considerada como el más grande avivamiento en los últimos mil años de historia de la iglesia, un movimiento tan masivo que alteró de forma radical el curso de la civilización occidental. Nombres como Martín Lutero, Juan Calvino y John Knox todavía son bien conocidos hoy, cinco siglos después de que vivieran. Y a través de sus escritos y sermones, estos reformadores valientes, y otros como ellos, dejaron un legado perdurable para las generaciones de creyentes que les han seguido.
Sin embargo, el verdadero poder detrás de la Reforma no fluyó de un solo hombre o un grupo de hombres. Sin duda, los reformadores dieron pasos audaces y se ofrecieron como sacrificio por la causa del evangelio, pero aun así, el triunfo arrollador del avivamiento del siglo XVI no puede ser acreditado a los actos de valor o las brillantes obras de enseñanza de estos hombres. No, la Reforma solo puede explicarse por algo mucho más profundo: fue una fuerza infinitamente más poderosa que cualquiera que los simples mortales pudieran producir por sí mismos.
La Reforma fue la consecuencia inevitable y explosiva de la Palabra de Dios chocando como un tsunami contra las fortalezas de la tradición humana y la religión hipócrita. Cuando la gente común de Europa tuvo acceso a las Escrituras en su propio idioma, el Espíritu de Dios usó esa verdad eterna para traer convicción a sus corazones y convertir sus almas. El resultado fue totalmente transformador, no solo para la vida de los pecadores en una región, sino para todo el continente.
Isaías 55:10-11, «Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié».
El principio de “solo las Escrituras” implantado por los reformadores es la manera en que hoy día podemos reconocer que la Palabra de Dios y el Espíritu Santo, era el poder imparable detrás del avance explosivo de la reforma.
Martín Lutero dijo: «Todo lo que he hecho es exponer, predicar y escribir la Palabra de Dios, y aparte de esto no he hecho nada […]. Es la Palabra la que ha hecho grandes cosas […]. No he hecho nada, la Palabra ha hecho y conseguido todo».
Satanás busca opacar la Palabra de Dios por medio del autoritarismo religioso. Pero la Biblia es la única palabra revelada de Dios y por lo tanto la verdadera autoridad del creyente para la sana doctrina y una vida recta. La Palabra de Dios es poderosa, transformadora y totalmente suficiente «para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra», 2 Timoteo 3:16–17. La Palabra de Dios es el fundamento autoritativo de la fe cristiana, es inerrante, es infalible y es históricamente precisa.
LA ESTRATEGIA DEL FALSO EVANGELIO
Doscientos veintidós años después de la muerte de Martín Lutero, en el mismo lugar de nacimiento del más grande avivamiento de la historia, por el año de 1768, nacía otro influyente teólogo alemán llamado Friedrich Schleiermacher. Pero a diferencia de Lutero, Schleiermacher dejó que las dudas abrumaran su alma y en consecuencia rechazó la verdad del evangelio que sus padres luteranos le habían enseñado.La crisis de fe de Schleiermacher lo sumergió en las profundidades de la incredulidad; y mientras se hundía, arrastró a otros con él, creando una marea de incredulidad que pronto contradijo los fundamentos del cristianismo bíblico. En realidad, muchos se sumergieron en esta educación teológica y ahogó a las denominaciones con mentiras acerca de la Biblia. Con el tiempo esta doctrina dio lugar al falso evangelio del liberalismo teológico.
Mientras estudiaba en la Universidad, Schleiermacher se expuso a los ataques antibíblicos de los pensadores de la Ilustración, de los incrédulos escépticos que negaban la veracidad histórica de la Biblia y de filósofos seculares que exaltaban la razón humana por encima de la revelación divina. Este asalto de ideas fue demasiado influyente y sus dudas pronto dieron paso a la negación pura y simple del evangelio.
En una carta a su padre, le dijo: «Si la fe es potestad de la Deidad, dice usted. ¡Ay! Querido padre, si cree que sin esta fe nadie puede alcanzar la salvación en el otro mundo, ni la tranquilidad en este, y tal se, es su creencia, ¡ah!, entonces ore a Dios para que me la conceda, porque yo la he perdido. No puedo creer que el que se llamaba a sí mismo el Hijo del Hombre sea el Dios verdadero y eterno, no puedo creer que su muerte fue una expiación vicaria».
Como un Judas Iscariote del siglo dieciocho, Schleiermacher traicionó su legado de fe, abandonó los fundamentos de verdad de las Escrituras y rechazó el evangelio, negando tanto la deidad de Cristo como su obra vicaria en la cruz.
Pero, Schleiermacher no deseaba abandonar la religión por completo. En su lugar, buscó una nueva autoridad en la cual basar su propio «cristianismo». Si las Escrituras no eran más su fundamento, Schleiermacher tendría que encontrar un nuevo fundamento. Lo halló en el Romanticismo.
El Romanticismo — fundamentado en la belleza, la emoción y la experiencia— fue la respuesta filosófica al enfoque racionalista que lo había conducido a dudar de su fe cristiana. Y, en un esfuerzo por restaurar una apariencia de cristianismo, se entregó a los principios filosóficos del Romanticismo.
En sus obras escritas, Schleiermacher trató de defender su doctrina argumentando que la base para creer en Dios no se encuentra en las verdades objetivas de las Escrituras, sino más bien en los sentimientos personales de la conciencia religiosa.
Schleiermacher buscó reemplazar el fundamento bíblico del cristianismo, intercambiando las verdades objetivas de las Escrituras por las experiencias espirituales subjetivas. La siembra de esa teología transgénica condujo a consecuencias desastrosas; en el caso de Schleiermacher, llevó a la cosecha mortal del liberalismo teológico, una forma de religión que se llamaba a sí misma «cristiana» pero al mismo tiempo negaba la veracidad, la exactitud, la autoridad y el carácter sobrenatural de la Biblia.
Al igual que todas las formas de religión falsa, el liberalismo teológico comenzó con el abandono de la autoridad de la Palabra de Dios. Al apartarse de la sola autoridad de las Escrituras, el liberalismo teológico se convirtió en enemigo del verdadero cristianismo, una versión fraudulenta de aquello que decían representar.
Su pariente cercano, el carismatismo, ha seguido por ese mismo camino, basando su sistema de creencias en algo que no es la sola autoridad de las Escrituras y envenenando a la iglesia con una idea retorcida de la fe, enturbiando la clara enseñanza de las Escrituras y oscureciendo el verdadero evangelio, y elevando los sentimientos y las experiencias personales por encima de las Escrituras.
Aunque muchos carismáticos afirman de labios la superioridad de las Escrituras, en la práctica niegan tanto su autoridad como su suficiencia. Están más preocupados por los encuentros místicos y los éxtasis emocionales, buscan continuamente revelaciones del cielo, lo que significa que para ellos la Biblia por sí sola no es suficiente. Dentro de un modelo carismático, la revelación bíblica debe complementarse con «palabras de Dios» personales, supuestas sacudidas del Espíritu Santo y otras experiencias religiosas subjetivas. Ese tipo de pensamiento es un rechazo a la autoridad y la suficiencia de las Escrituras.
Satanás desea opacar la Palabra de Dios añadiendo falsos elementos, pero nosotros respondemos: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación”.
CONCLUSIÓN
Cualquier movimiento que no honra la Palabra de Dios no puede legítimamente pretender honrar a Dios. Si vamos a reverenciar al Soberano omnipotente del universo, debemos someternos por completo a lo que él ha hablado, Hebreos 1:1–2. Cualquier otra cosa es tratarlo con desprecio y revelarse contra su señorío. No hay nada más ofensivo para el Autor de las Escrituras que tener en poco, negar o distorsionar la verdad que ha revelado (Apocalipsis 22:18–19). Manipular la Palabra de Dios significa tergiversar lo que él escribió. Rechazar sus exigencias es llamarlo mentiroso. Ignorar su mensaje es hacerle un desaire al Espíritu Santo que lo inspiró.Al ser la perfecta revelación de Dios, la Biblia refleja el glorioso carácter de su Autor.
- Debido a que él es el Dios de la verdad, su Palabra es infalible.
- Debido a que él no puede mentir, su Palabra es inerrante.
- Debido a que él es el Rey de reyes, su Palabra es absoluta y suprema.
Los que desean agradarlo deben obedecer su Palabra. Por el contrario, los que dejan de darle honor a las Escrituras sobre cualquier otra cosa que reclame ser verdad, deshonran a Dios mismo.
Él mismo ha exaltado su Palabra el lugar más alto. David puso de manifiesto esto en el Salmo 138:2. Hablándole a Dios, dijo: «Me postraré hacia tu santo templo, Y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad; Porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas».
Del mismo modo, los creyentes hoy están llamados a defender la verdad contra todos los que buscan socavar la autoridad de las Escrituras. Como escribió Pablo: «Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo», 2 Corintios 10:4–5.
Por medio del Espíritu Santo, Dios reveló la fe cristiana a los apóstoles en el primer siglo (cf. Romanos 16:25-26; 2 Timoteo 3:16). Sus enseñanzas, junto con las escrituras del Antiguo Testamento, constituyen el «conocimiento verdadero» de Jesucristo, y es todo lo que necesitan los creyentes para la vida y la santidad, 2 Pedro 1:3; cf. 2 Timoteo 3:16–17.
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