Nehemías 8:1-8
Antes de iniciar esta amonestación me gustaría que primeramente leyeran el pasaje Bíblico arriba mencionado. Como podrá darse cuenta el pueblo se había reunido para recibir la instrucción. Aunque muchos de ellos habían sido muy descuidados en la observancia de la ley, sentían el deseo de oírla porque deseaban alcanzar un nivel más elevado en su experiencia espiritual. Habían venido entonces para oír la Palabra de Dios; esta fue la razón por la cual duraron 5 o 6 horas escuchando la instrucción de la palabra de Dios. Dice el versículo número tres que duraron desde el alba hasta el mediodía recibiendo las instrucciones de los levitas. El versículo seis por otro lado dice que el pueblo respondía amen, amen.
Deseo llamarles la atención al versículo ocho que tiene algunas variaciones en diferentes versiones de la Biblia. Tenemos entonces:
- Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura, RV60.
- Leían del libro de la ley de Dios y explicaban con claridad el significado de lo que se leía, así ayudaban al pueblo a comprender cada pasaje, NTV.
- Y leyeron en el libro de la ley de Dios; y enseñaba Esdras, y explicó en ciencia del Señor; y entendió el pueblo en la lectura, LXX.
Quise hacer una comparación de estas versiones de manera que pudiesen observar que lo más importante de ese día fue que la gente comprendiera la palabra de Dios, y los que estaban enseñando estaban esforzándose en dar sentido y explicar la Palabra de Dios. Lo cierto de todo es que se tomó un buen espacio de tiempo para el estudio de la Palabra de Dios de manera que todos la comprendieran claramente.
Que gran mensaje nos brinda este capítulo de Nehemías; el pueblo vino para oír la Palabra de Dios, el pueblo vino para llenarse de la Palabra de Dios, para encontrar paz, para encontrar alegría, para encontrar fortaleza para su vida a través de la Palabra de Dios.
Bien, parece que hemos perdido la perspectiva de cuál es la razón por la que cada domingo nos reunimos en la iglesia. Si preguntáramos esto mismo a algunos miembros de nuestra congregación, obtendríamos una inmediata respuesta como que: "Venimos a la iglesia a alabar y glorificar a Dios", y ciertamente esta idea está impregnada en la mente de los creyentes, casi como una frase estereotipada.
Hoy en el servicio dominical pude observar cuan desfigurada y descompuesta se encuentra esa expresión. Esta sería la tercera semana que la iglesia no recibe enseñanza de la escuela dominical; en su lugar se han realizado varios eventos. Pero este domingo en particular hemos recibido una sobredosis de canticos, lo que ocasionó escribiera este documento.
Increíblemente, hoy se dedicaron las tres cuartas partes del tiempo a los canticos y misceláneos; por supuesto la otra cuarta parte, es decir una miserable media hora, se la dedicaron a la predicación de la Palabra de Dios. Puedo imaginar que para algunos esto es demasiado tiempo.
Tristemente se ha distorsionado la razón de nuestras reuniones, y pienso que Satanás nos está ganando ventaja, y es que él sabe que mientras más tiempo pueda mantener a un creyente en la ignorancia de la Palabra, más espacio tiene para minar los corazones en la iglesia de toda clase de malignidad. Satanás es un experto opacando la predicación del evangelio, y la mente de los envanecidos olvida que el propósito de este perverso es intentar destruir la iglesia del Señor.
Hoy traigo a sus memorias las palabras de Oseas cuando dice: "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos", Oseas 4:6.
Un cristiano derrotado es un cristiano falto de conocimiento, desventurado, presa fácil de las artimañas de Satanás, que bien dice la Biblia, anda como león rugiente buscando a quien devorar. Pero hay grandes beneficios para quienes se llenan del conocimiento de la Palabra de Dios:
"Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará", Salmo 1:1-3.
También hay un aspecto importante en el pasaje de Oseas arriba mencionado, y es que no solo la reprensión de Dios es hacia el pueblo sino que él también está hablando a los líderes de la iglesia, porque desechan el conocimiento, es decir desechan la Palabra de Dios.
Si en algo ha sido diligente la iglesia es imitar, pero imitar el error en lugar de imitar a Cristo. Pablo, quien sin duda alguna era imitador de Cristo, nos dejó claramente establecido que no existe sustituto para la enseñanza de la palabra de Dios: "Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación".
Hay algo más que el apóstol Pablo hacía por las iglesias, y es que él oraba por las iglesias; y en sus oraciones el no pedía para que las iglesias tuvieran un buen coro, o mejores instrumentos musicales, tampoco oraba por un buen director de cantos, ni siquiera oraba para que tuvieran un buen himnario. Dice la Biblia: "nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios", Colosenses 1:9-10.
Pregúntese entonces: ¿Cómo y dónde tenemos la posibilidad de ser llenos del conocimiento de la voluntad de Dios? ¿Cuáles son los medios que Dios ha proporcionado a la iglesia para realizar esos objetivos? ¿Qué resultado, según el pasaje anterior, espera el Señor que alcancemos?
Estas preguntas llevan como única finalidad exhortarles a no dejarse fascinar por este tipo de filosofía que pretende hacernos creer que alabar, glorificar y alcanzar una mayor comunión con Dios se consigue removiendo la sensualidad con estos excesos de cánticos, sino más bien como dice la Biblia: "Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor", Efesios 5:15-17.
Y la voluntad de Dios será conocida solo a través del estudio de la Palabra de Dios.
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