Muestra una perspectiva bíblica y relevante sobre diversos temas en la vida del cristiano, además de presentar mensajes que contienen puntos prácticos que se pueden aplicar en la vida cotidiana.

Caminos que se cierran

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Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día. Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio. Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días. Hechos 16:5-12.

No podemos dejar de sentirnos decepcionados o confundidos cuando se nos cierra el paso frente al camino. Ciertamente nuestro Padre celestial a menudo nos impedirá seguir adelante cuando Él quiere reorientar nuestros pasos hacia un camino diferente. Lo que determina si participamos de Su mayor bendición es nuestra reacción: Insistiremos en avanzar por el camino cerrado o transitaremos por el camino que se nos ha abierto.

El segundo viaje misionero de Pablo incluyó una serie de señales de: "paso cerrado" divino. El apóstol se había dispuesto visitar las iglesias que había iniciado en Asia, pero el Espíritu Santo lo alejó de sus propósitos ciudad tras ciudad. Debe haber sido muy desconcertante ser impedido de llevar a cabo la comisión del evangelio (Mateo 28:19).

Pablo seguía viajando en busca de un terreno fértil donde pudiera plantar una iglesia nueva, y finalmente el Señor desveló el camino a Macedonia. La nueva ruta finalmente lo llevó a ciudades prestigiosas de esa época. Filipos, Corinto y Éfeso eran importantes centros comerciales llenos de dignatarios y comerciantes extranjeros que podían llevar el evangelio más lejos y más rápido que Pablo.

El apóstol partió con un plan sabio y racional, pero el razonamiento humano no siempre es confiable. La Biblia nos dice que debemos confiar en el Señor en lugar de nuestro propio entendimiento (Proverbios 3:5). Si queremos seguir la voluntad de Dios para nuestra vida, debemos vivir por el impulso del Espíritu. Considera que el Creador del universo está tomando un momento para empujarte en la dirección correcta para que seas fructífero y bendito. Síguele, y Él dirigirá tus pasos por los caminos correctos y por las mejores sendas.

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