Muestra una perspectiva bíblica y relevante sobre diversos temas en la vida del cristiano, además de presentar mensajes que contienen puntos prácticos que se pueden aplicar en la vida cotidiana.

¿Qué quiere decir la Biblia con que no debemos juzgar a los demás?

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El mandamiento de Jesús de no juzgar a otros podría ser el más citado de Sus dichos, a pesar de que es  citado casi en completo menosprecio de su contexto. Aquí tenemos la declaración de Jesús: "No juzguen a los demás, y no serán juzgados" (Mateo 7:1 NTV). Muchas personas usan este versículo en un intento de silenciar a sus críticos, interpretando las palabras de Jesús como: "No tienes derecho a decirme que estoy equivocado". Tomado de manera aislada, el mandamiento de Jesús de no juzgar, parece excluir todas los argumentos negativos. Sin embargo, hay mucho más en el pasaje que esas tres palabras.

El mandato Bíblico de no juzgar a los demás no significa que no podamos mostrar discernimiento. Inmediatamente después de que Jesús dice: "No juzguen a los demás", Él dice: "No desperdicies lo que es santo en gente que no es santa. ¡No arrojes tus perlas a los cerdos! Pisotearán las perlas y luego se darán vuelta y te atacarán." (Mateo 7:6 NTV). Un poco más adelante en el mismo sermón, Él dice: "Ten cuidado de los falsos profetas que vienen disfrazados de ovejas inofensivas pero en realidad son lobos feroces.  Puedes identificarlos por su fruto, es decir, por la manera en que se comportan. ¿Acaso puedes recoger uvas de los espinos o higos de los cardos?" (versículos 15-16 NTV). ¿Cómo podemos discernir quiénes son los "perros" y "cerdos" y "falsos profetas" a menos que tengamos la capacidad de hacer un juicio sobre doctrinas y hechos? Jesús nos da permiso para distinguir lo correcto y lo incorrecto.

Además, el mandato de la Biblia de no juzgar a los demás no significa que todas las acciones son igualmente morales o que la verdad es relativa. La Biblia enseña claramente que la verdad es absoluta, objetiva, eterna e inseparable de la naturaleza de Dios. Cualquier cosa que contradice la verdad es una mentira; claro está que llamar a algo "mentira" es emitir un juicio. Llamar al adulterio, al asesinato, a la falsa adoración pecado, es también  juzgar, pero igualmente es concordar con Dios. Cuando Jesús dijo que no juzgaran a otros, Él no quiso decir que nadie puede identificar el pecado por lo que es, basado en la determinación de Dios sobre el pecado.

El mandato de la Biblia de no juzgar a los demás no significa que no exista ningún mecanismo para examinar el pecado. Dios en las Escrituras nos ha proporcionado el libro titulado Jueces. Los jueces del Antiguo Testamento fueron levantados por Dios mismo (Jueces 2:18). El sistema judicial moderno, incluyendo sus jueces, es una parte necesaria de la sociedad. Al decir: "No juzguen",  Jesús no estaba diciendo: "Todo es valido".

En otros pasajes de la Biblia, Jesús directamente nos ordena juzgar: "Miren más allá de la superficie, para poder juzgar correctamente." (Juan 7:24 NTV). Aquí tenemos un indicio sobre el tipo correcto de juicio en contraste con el tipo equivocado de juicio. Tomando este versículo y algunos otros, podemos hacer una descripción del tipo pecaminoso de juicio:

El juicio superficial es incorrecto. El pasaje de Juan 7:24 nos habla de hacer este tipo de juicio. El juzgar a alguien basado únicamente en las apariencias es pecaminoso. Es de necios arribar a conclusiones antes de investigar los hechos (Proverbios 18:13). En la ocasión cuando Simón el fariseo invitó a cenar a Jesús a su casa, este juzgó a una mujer por su apariencia y reputación, pero no pudo ver que la mujer había sido perdonada; por esta causa Simón atrajo reprensión por parte de Jesús, debido a su juicio injusto (Lucas 7:36-50).

El juicio hipócrita es pecado. El mandamiento de Jesús de no juzgar a otros en Mateo 7:1 está precedido por comparaciones con hipócritas (Mateo 6:2, 5, 16) y seguido por una advertencia contra la hipocresía (Mateo 7:3-5). Cuando señalamos el pecado de los demás mientras cometemos el mismo pecado, nos condenamos a nosotros mismos (Romanos 2:1).

El juicio duro e implacable es también pecaminoso. "Recuérdales a los creyentes que se sometan al gobierno y a sus funcionarios. Tienen que ser obedientes, siempre dispuestos a hacer lo que es bueno. No deben calumniar a nadie y tienen que evitar pleitos. En cambio, deben ser amables y mostrar verdadera humildad en el trato con todos. En otro tiempo nosotros también éramos necios y desobedientes. Fuimos engañados y nos convertimos en esclavos de toda clase de pasiones y placeres. Nuestra vida estaba llena de maldad y envidia, y nos odiábamos unos a otros." (Tito 3:2). Es el misericordioso al que se le mostrará misericordia (Mateo 5:7), y, como Jesús le advirtió: "Pues serán tratados de la misma forma en que traten a los demás. El criterio que usen para juzgar a otros es el criterio con el que se les juzgará a ustedes." (Mateo 7:2).

De igual manera la justicia propia es pecado. Somos llamados a la humildad, y "Dios resiste a los soberbios" (Santiago 4:6). En la parábola del fariseo y el publicano (recaudador de impuestos),  el fariseo estaba confiado de su propia justicia y desde esa posición orgullosa juzgó al publicano; sin embargo, Jesús que en lo más profundo del corazón dijo que fue: "este pecador —y no el fariseo— quien regresó a su casa justificado delante de Dios. Pues los que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan serán exaltados" (Lucas 18:9-14 NTV).

A menudo a los cristianos se les acusa de "juzgar" o de ser intolerantes cuando hablan en contra del pecado. Pero enfrentar el pecado no está mal. Sostener en alto el estándar de la justicia define naturalmente la injusticia y dibuja las armazón y soporte de los que eligen el pecado sobre la piedad. Juan el Bautista sufrió las consecuencias de la ira de Herodías cuando habló en contra de su adulterio con Herodes (Marcos 6:18-19). Finalmente silenciaron a Juan, pero no pudieron silenciar la verdad (Isaías 40:8).

Los creyentes son advertidos contra juzgar a otros injustamente o de manera traicionera, pero Jesús elogia el "juzgar correctamente" (Juan 7:24, NTV).
  • Debemos discernir (Colosenses 1:9; 1 Tesalonicenses 5:21).
  • Debemos predicar todo el consejo de Dios, incluyendo la enseñanza de la Biblia sobre el pecado (Hechos 20:27, 2 Timoteo 4: 2).
  • Debemos confrontar amablemente a hermanos o hermanas errantes en Cristo (Gálatas 6:1).
  • Debemos practicar la disciplina de la iglesia (Mateo 18:15-17).

  • Debemos decir la verdad en amor (Efesios 4:15).

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