Muestra una perspectiva bíblica y relevante sobre diversos temas en la vida del cristiano, además de presentar mensajes que contienen puntos prácticos que se pueden aplicar en la vida cotidiana.

Disfrutando el perdón de Dios

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En Cristo tenemos "redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia" (Efesios 1:7-8).

En Cristo tenemos perdón infinito por cada pecado, pasado, presente y futuro. El Día de Expiación de Israel  (Yom Kippur), el sumo sacerdote seleccionaba dos machos cabríos. Uno era sacrificado; el otro era dejado libre. Antes de liberar el segundo macho cabrío, el sumo sacerdote colocaba simbólicamente los pecados del pueblo en el animal, mediante la imposición de manos sobre la cabeza. A continuación, este "animal expiatorio" era llevado a una gran distancia del campamento y era liberado para no regresar jamás (Levítico 16:7-10).

La palabra griega traducida como "perdón" en Efesios 1:7 significa "enviar lejos". Habla de la cancelación de una deuda o la concesión de un indulto. Al igual que el animal expiatorio, Cristo llevó nuestros pecados en la cruz.

En Cristo, Dios canceló su deuda y perdonó sus pecados; y Él lo hizo "según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar" en usted (v. 8). Eso significa que tiene el perdón infinito porque la gracia de Dios es infinita. No se puede pecar más allá de la gracia de Dios porque donde abunda el pecado, la gracia sobreabunda (Romanos 5:20).

Dios se deleita en prodigar su gracia sobre nosotros. Tal es la gracia desbordante y no puede ser contenida. Has sido perdonado por todos los pecados pasados, presentes y futuros. Nunca serás condenado por Dios o separado de Él (Romanos 8:1-2, 31-39). Incluso cuando usted peca, Dios no mantiene sus pecados en contra de usted. Cristo nos hizo renacer, para que pudiéramos conocer la alegría y la paz que la libertad del pecado y la culpa ofrece.

Permita que la realidad de la gracia de Dios llene su corazón de alegría y seguridad. Deje que la responsabilidad de glorificar a Dios, lo llene de temor y reverencia. Que este día sea un sacrificio de alabanza y servicio a Él.

Cuando examine y reflexione sobre lo anterior, agradezca a Dios por su infinita gracia y el perdón.  Busque oportunidades para anunciar el perdón de Dios a los demás.

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